Política

Conflicto de Gibraltar

«No nos van a humillar más»

Los pescadores de La Línea afrontan hoy la protesta contra los bloques de hormigón convencidos de la justicia de sus reivindicaciones.

«No nos van a humillar más»
«No nos van a humillar más»larazon

ALGECIRAS (CÁDIZ) - Cuando la situación está muy cerca de ser insostenible algo hay que hacer. Es el pensamiento mayoritario de los pescadores de las cofradías gaditanas de Algeciras y La Línea de la Concepción, que hoy han convocado a unos 80 barcos, pero también de Estepona y Sabanillas, para protestar por el hundimiento de más de 70 bloques de hormigón en el fondo marino de un caladero sumamente productivo y habitual para la pesca de arrastre. La cita será alrededor de las 10:00 horas, cuando está previsto que todos los barcos que se sumen a la protesta se unan en las inmediaciones de Puerto Chico y acudan a la zona donde los buques gibraltareños hundieron los bloques de cemento de la discordia. Pero no marcharán solos. Porque la Guardia Civil les escoltará con al menos cinco patrulleras, con las que se pretende disuadir cualquier intento de hostigamiento a los pesqueros por parte de la Royal Gibraltar Police o de la Royal Navy.Por boca de los pescadores no sale otro calificativo de «protesta pacífica», cuyo único objetivo es poner de manifiesto un problema que les afecta enormemente y para que los autoridades se pongan de acuerdo de una vez por todas para solucionar el conflicto. Pero no descartan en absoluto que la protesta pueda acabar en algún incidente. «No es la intención», aseguran desde las cofradías, pero «hay mucha gente desesperada que puede acabar cometiendo alguna tontería mañana (por hoy)». El objetivo de los pescadores no es otro que es alertar a las autoridades competentes, de uno y otro lado de la verja, sobre el perjuicio que está sufriendo un sector «débil» de la sociedad y que está envuelto en un conflicto diplomático cuando lo único que quieren es «pescar sin problemas». Y el siguiente paso es realizar una protesta como la de 1998, que fue el detonante para solucionar un conflicto pesquero similar al actual. «Si hacemos un libro con todo lo que nos hacen no terminaría nunca», asegura Francisco Gómez, patrón del Divina Providencia y uno de los marineros que más sufre las consecuencias de las provocaciones gibraltareñas, que confía en el éxito de la protesta. Eso sí, advierte de que «saldrán por su parte los botes gibraltareños y esperemos que no haya ningún roce, pero las manifestaciones nunca acaban bien. Siempre hay alguien que mete la pata», asegura el marinero más conocido como «Chotis». Él mismo trabajaba ayer en la reparación de su pesquero para acudir hoy a la protesta. Y es que si algo tiene claro Gómez es «no nos van a humillar, somos españoles y no nos vamos a bajar más los pantalones».

En cualquier caso, el éxito de la protesta –que cuenta con los permisos oportunos para llevar a cabo esta concentración pacífica- no es ni mucho menos segura. Los más optimistas apuntan a 30 barcos, de los 70 afectados y los 100 que se esperaban, mientras que los marineros más pesimistas y ante «el giro de los acontecimientos» auguran un fracaso de la misma, por temor a las represalias futuras del Gobierno de Fabian Picardo.

Sin embargo, l asituación es de máxima tensión ya que los pescadores han cifrado en más de 1,5 millones de euros las pérdidas que han acumulado desde que hace más de un año comenzara el conflicto con el gobierno de Gibraltar, que les ha dificultado faenar en aguas próximas al Peñón. Según ha informado a Efe Leoncio Fernández, patrón mayor de la cofradía de La Línea de la Concepción (Cádiz), este colectivo sufre importantes problemas económicos agravados desde el pasado 24 de julio. Hasta tal punto es grave la situación para este sector, que algunos marineros se plantean medidas drásticas y abandonar un trabajo con el que se han ganado la vida durante décadas. Apenas sacan lo suficiente para comer. Y la situación se complica cuanto más grande sea el barco y más marineros trabajen en él, porque la escasa captura hay que repartirla entre más personas. Pero si complicada está la cosa para los marisqueros (los barcos de La Línea de la Concepción), peor es todavía para las doces trahíñas de Algeciras. «Ellos pierden tres veces más que nosotros», asegura Francisco Gómez, que explica que esos barcos solían vender al día más de 600 euros y hay días que incluso «no pueden salir a faenar porque la Royal Gibraltar Police les hostiga con sus lanchas y no pescan nada». Ya casi han desistido de ir a la zona de conflicto, porque «no sacan nada», reitera.

La verja, punto de fricción entre dos países condenados a entendese

El vertido de 70 bloques de hormigón en una zona faenada por pescadores españoles disparó hace ya tres semanas una crisis diplómatica que ha enturbiado las relaciones entre dos países aliados y amigos. En efecto, Reino Unido y España no sólo son países miembros de la OTAN sino que suelen hacer frente común en la práctica totalidad de temas espinosos en la Unión Europea. Las líneas aéreas de bandera de ambos países se han fusionado. El principal aeropuerto de Londres, Heatrow, es gestionado por una empresa española. Cientos de miles de subditos británicos provinientes de ciudades como Sheffield o Manchester sueñan durante todo el año con sus vacaciones bajo el sol de España. Sin embargo, dos naciones amigas condenadas a entenderse ven como sus relaciones bilaterales se agrian, con molesta periodicidad, por las autoridades del Peñón. Y cada vez hay más voces en Londres cansadas de esta circunstancia, voces conscientes de que si la economía de la colonia no se mantiene a través de la verja, deberá ser asistida por mar desde la metrópoli, y en estos tiempos de crisis cada libra que sale del Tesoro británico ha de estar justificado. Por eso Londres no tardará en poner coto a las provocaciones del Ejecutivo de Picardo contra España.