Elecciones generales

Pedro Sánchez se “susaniza”

La campaña del PSOE ha tenido una «semana valle», sin apenas pulso, una tónica idéntica a la de Díaz en Andalucía. El presidente se ha visto obligado a reaccionar para sobreponerse a la polémica de los debates

El candidato Pedro Sánchez se lanzó ayer a por los electores de Podemos y Ciudadanos, calificándolos de «intermediarios» que disgregan el voto al PSOE / Ap
El candidato Pedro Sánchez se lanzó ayer a por los electores de Podemos y Ciudadanos, calificándolos de «intermediarios» que disgregan el voto al PSOE / Aplarazon

La campaña del PSOE ha tenido una «semana valle», sin apenas pulso, una tónica idéntica a la de Díaz en Andalucía. El presidente se ha visto obligado a reaccionar para sobreponerse a la polémica de los debates.

El ejemplo andaluz. No como modelo, sino para que éste no cunda. Pedro Sánchez ha pivotado la base de su estrategia de campaña sobre el pilar de azuzar el miedo a la derecha. «Si no vas –a votar–, ellos vuelven». En Moncloa no creen que las tres derechas puedan llegar a sumar tras el 28-A, pero alimentan esa expectativa para llamar a la movilización, captar voto útil a izquierda y derecha y espolear a indecisos y abstencionistas. Se exhibe lo que ha ocurrido en Andalucía como una advertencia del riesgo cierto de que esa realidad pueda extrapolarse también a nivel nacional y con la precaución de no incurrir en los mismos errores. Pero de tanto mirarse en el espejo de Susana Díaz, Sánchez ha acabado pareciéndose a ella. La «susanización» de la campaña del PSOE, en su ecuador, es un hecho.

El candidato socialista comparte con su otrora rival interna una posición de preeminencia en todas las encuestas y quinielas que han hurtado ambición y riesgo a su discurso. Fuentes socialistas definen los primeros diez días de campaña, como una «semana valle». Prueba de ello es que el partido ha calculado a la baja los aforos de la mayoría de sus actos, reconociendo abiertamente que –en los de Vigo, Palma y Badalona, por ejemplo– no esperaban esa afluencia en plena Semana Santa. Con esta maniobra, no solo se ahorran el tan temido «pinchazo», sino que la foto de pantallas en las calles para los militantes que se ha quedado fuera, traslada una imagen que sobredimensiona el fervor socialista.

La desmovilización que ha provocado la Semana Santa podría ser al mismo tiempo una oportunidad para el PSOE. En Ferraz se encomiendan a la dispersión vacacional e informativa del votante para sostener que la pésima gestión de los debates no les pasará factura en las urnas. Consideran que la polémica se ha magnificado desde los medios y cuestionan que se priorice sobre el programa y las propuestas de los partidos. En el PSOE habían ubicado el día después del debate –el miércoles 24– como el pistoletazo de salida del «sprint final» hacia las urnas. Pero se han visto obligados a adelantar esta estrategia para pasar página del patinazo que les ha abierto un boquete en una campaña, hasta ese momento, sin fisuras.

El candidato del PSOE fue ayer un paso más allá en la estrategia de apelar al voto útil que ha llevado a cabo hasta ahora, dejando clara una de las líneas argumentales que expondrá en el debate. Sánchez llamó desde Alicante a concentrar el voto en el PSOE y prescindir de «intermediarios», en alusión a los partidos bisagra: Unidos Podemos y Ciudadanos. El objetivo del PSOE para la recta final de la campaña son los indecisos y los votantes fronterizos del centro. Los socialistas aspiran a recuperar a un votante de Unidos Podemos en la abstención y a los dubitativos con Ciudadanos, explotando su giro a la derecha.

Los socialistas fían su victoria a una movilización masiva, pues –según los datos que manejan y tal como explicó este diario– una participación superior al 70% impediría sumar a la derecha y les ayudaría a revalidar el Gobierno. En Moncloa apuntan que es «verosímil» que esto ocurra y ya han puesto la maquinaria a funcionar. Dicha maquinaria estaba engrasada pero no estaba prevista su puesta en marcha hasta, al menos, después del debate. Tres días de «hacer un plus» y «apretar el ritmo». Sánchez no tendrá prácticamente actividad de campaña hasta el miércoles y se centrará en preparar los debates que tantos quebraderos de cabeza le han dado.

Esta cita a doble vuelta marcará la próxima semana y el devenir de la campaña. Pero, hasta que llegue ese momento, si algo ha logrado es sacar al PSOE y a Sánchez de su apatía. El nerviosismo que este asunto ha generado en el partido quedó claro en el hiperbólico comunicado que remitieron a la prensa para anunciar la rectificación de Sánchez de acudir a los dos debates. Este gesto dejó patente que por primera vez en diez días, el candidato favorito –sin ceder esa condición– había perdido las riendas de la campaña. Esta semana aspira a recuperarlas y llevar su candidatura a buen término.