Relevo en el PP
Presión territorial a Génova para que Rajoy fuerce una lista de consenso
Los tres principales candidatos mantienen su confianza en la victoria el jueves
Los tres principales candidatos mantienen su confianza en la victoria el jueves.
Los tres principales candidatos a la sucesión de Mariano Rajoy confían en sus posibilidades de imponerse en la votación de los militantes del PP que se celebrará este jueves. La campaña no ha servido para que se consolide la sensación de que alguno de ellos ha tomado ventaja sobre los otros, de tal manera que en cada candidatura sus partidarios apuran estos últimos días para vender optimismo y confianza. María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría han diferenciado su estrategia de campaña de la opción más rupturista planteada por Pablo Casado. Sáenz de Santamaría ha preferido el perfil bajo y un discurso que deja margen para que se la identifique con la herencia de Rajoy y la continuidad con el Gobierno del PP, y Casado ha colocado todas sus «cartas» en presentarse como el garante del salto generacional. Cospedal ha buscado un camino intermedio, experiencia y una moderada enmienda a la etapa de Gobierno. «Hay que recuperar los principios y valores que dejamos de defender por estar centrados en el Gobierno en una etapa muy difícil», sentenció este sábado en una entrevista en LA RAZÓN. Desde las dos candidaturas lideradas por mujeres han intentado atraerse votos que pudieran ir al que ha sido portavoz del partido porque ahí puede estar el desempate frente a la lista de la rival. Y en paralelo desde la oferta que representa Casado sentencian que ha pasado de ser uno más de los que no tenían nada que hacer a «ser el enemigo a batir». «Ahora son ellas las que están a la defensiva, y Pablo vendiendo renovación e ilusión». El problema de los candidatos es que se mueven a ciegas y no saben qué es lo que realmente puntúa en la militancia del PP. Si presentarse como el mejor cartel electoral, como ha hecho Sáenz de Santamaría, o si sacar pecho como mujer de partido como se ha reivindicado Cospedal.
La votación de los militantes revisará la orientación de este pulso y si se cumpliera el pronóstico de que las dos más votadas son Cospedal y Saénz de Santamaría, Casado se convertirá en el elemento de desempate decisivo. Pero no tiene por qué ser así: de hecho, nadie en el PP se atreve a descartar que el vicesecretario entre en el paquete de las dos opciones con más respaldo. Desde la candidatura de la que fuera secretaria general y ministra aseguraban estos días informalmente que temían que el portavoz se uniera a la ex vicepresidenta para imponerse en el Congreso. Pero todo son especulaciones porque no está nada claro cómo va a terminar la votación del jueves ni tampoco que aunque la votación quede muy ajustada, vaya a haber un Congreso de confrontación.
En lo que afecta al poder territorial, ya hay una presión máxima de dirigentes provinciales y alcaldes sobre los barones para que intercedan ante Génova y fuercen una lista única «como sea» después del trámite del jueves. Y ante este contexto desde el «aparato» nacional reconocen que tendrán «que hacer todo lo que haga falta» para conseguir un entendimiento y que no haya un Congreso en el que se escenifique una fractura de los compromisarios que se identifique con la del partido. Esta presión mira, por supuesto, al ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Nadie espera que Rajoy actúe en público –de hecho el ex presidente no acudirá a la votación del jueves– pero sí que llegado el momento, y una vez que los militantes se hayan pronunciado, medie discretamente para conseguir una solución de consenso. Desmontada toda la dirección anterior del PP, Rajoy es el único que tiene capacidad de influencia a pesar de su decisión de desvincularse del proceso sucesorio. No la tiene José María Aznar ni tampoco ninguno de los dirigentes más veteranos de la organización. Rajoy mantiene interlocución con Fernando Martínez-Maíllo y José Luis Ayllón, y desde su puesto como registrador observa con preocupación cómo avanza la campaña. A él le está llegando el desconcierto interno y también la demanda de que después de que hayan fallado todas las previsiones, al menos el partido se ahorre ir a una batalla congresual.
En esta quiniela sobre el nuevo PP hay otras dos variables, la candidatura de José Ramón García-Henández y la del ex ministro José Manuel García-Margallo. Sobre todo porque este último ha convertido en elemento principal de su campaña su rechazo frontal a Sáenz de Santamaría.
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