El análisis

Las profecías

►Sánchez y Díaz han decidido conceder prebendas y privilegios a los independentistas lo que provocará una brecha entre catalanes

Pedro S‡nchez se reœne con Yolanda D’az
Pedro Sanchez se reune con Yolanda Diaz. PSOE, Sumar. David JarDavid JarFotógrafos

No soy muy dado a hacer de profeta. Las profecías son un ejercicio muy arriesgado en el que la realidad siempre suele dejarnos mal a posteriori. Esa visión realista y de a pie llano sobre lo profético, no impide que conserve en mi interior un resto romántico muy humano –un anhelo de importancia– soñando con ese seductor momento en que puedes poner en guardia al resto de tus congéneres sobre lo que va a suceder. Me da la sensación de que eso es algo que experimenta cualquier persona que no sea un robot. Quizá probablemente, de un modo más agudo, las exparejas y las madres de los adolescentes.

Por eso, creo que debemos agradecer al actual gobierno que esté poniendo la posibilidad de tal emoción al alcance de prácticamente todos los españoles. Hoy, hacer una profecía sobre la actual situación es fácil y seguro. Incluso, para los que sostienen unos pensamientos parecidos a los míos, es un ejercicio en el que ganamos pase lo que pase. Si la profecía se cumple, podemos reivindicar el acierto de que ya lo habíamos denunciado. Si no se cumple, tenemos la alegría de saber que se ha evitado una indignidad desastrosa, aunque ese resultado deje en mal lugar a nuestros vaticinios.

Por eso, estoy muy feliz hoy, sabiendo que por fin puedo hacer una profecía, cuyo máximo riesgo (el día después de que se forme gobierno) será sentir satisfacción si no se cumple. La profecía es que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tienen decidido ya conceder prebendas y privilegios a los independentistas a cambio de que les apoyen para continuar cuatro años más en el poder. Profetizo también que esas prebendas son unas excepciones que no se concederán al resto de los españoles. Profetizo además que, para evitar reconocer que promueven la desigualdad por interés particular, intentarán una comida general de coco asegurando que no lo hacen por interés propio, qué va, sino por una supuesta necesidad colectiva.

Profetizo que, de golpe, aparecerán supuestas necesidades colectivas y conceptos de los que nadie hablaba hace cuatro días probablemente porque son inexistentes. Por ese camino, veremos a personas adultas, hechas y derechas, utilizando súbita y lacrimógenamente conceptos como «perdón misericordioso» que no habían usado en su vida hasta que han necesitado siete votos parlamentarios para conservar el poder. Veremos también que se nos cuentan supuestos «reencuentros» inexistentes entre catalanes, cuando la otorgación de prebendas precisamente va a provocar una brecha divisoria entre los catalanes beneficiados y los que no.

Puigdemont ha dicho que no quiere hablar con Salvador Illa, mandamás del PSC, porque no es de fiar. Je, je… Si a esa bofetada le llaman «reencuentro» o «convivencia», da miedo pensar lo que será para ellos el desencuentro.

Profetizo incluso que los más incoherentes intelectualmente, en su desesperada búsqueda de excusas increíbles, dirán que es una anomalía que los que delinquieron sean tratados jurídicamente en lugar de políticamente. Como si fuera excepcional que los tribunales te procesen por vulnerar la ley. Eso indica en gran medida el sectario mundo mental en el que viven, donde lo único excepcional para ellos es que los jueces procesen a los suyos. El despropósito intelectual procede de intentar justificar una clara y sencilla excepción anómala que quieren provocar, inventando una supuesta, complicada y retorcida excepción superior que no se sostiene.

Basura. Contra esos comportamientos capciosos ya avisó Aristófanes hace siglos cuando vapuleaba a los sofistas. Si ves a personas hechas y derechas usando súbitamente conceptos como «perdón misericordioso», que no habían usado en su vida hasta que han necesitado siete votos parlamentarios para conservar el poder, lógicamente te pones en guardia.

Conceder prebendas y privilegios a cambio de votos parlamentarios es un mal asunto. Es como si saliera alguien del Congreso y nos dijera: «Hey, tíos. El sistema está corrupto y lo sé porque yo lo estoy usando así».

Última profecía; cuando acabe la propuesta de investidura de Sánchez, solo pueden pasar dos cosas: quedar en mal lugar Pedro Sánchez y Yolanda Díaz por cómo han alcanzado el poder o quedar en mal lugar estos vaticinios. No tengo vocación de Pitoniso. No saben hasta qué punto deseo que se dé la segunda de las opciones.