Alberto Fernández Díaz dejó la primera línea política en 2019 tras haber liderado el PP catalán y el grupo municipal en Barcelona. Fernández Díaz llegó a ser tercera fuerza como candidato con el PP en unas autonómicas (1999) y en unas municipales (2011) y ha sido una figura política muy conocida, sobre todo, en Barcelona, donde recorría todas las esquinas a pie y en moto, sin descanso. Y ese siempre ha sido uno de sus rasgos características en política: pisar la calle. Ahora, sin embargo, lleva ya seis años de vuelta en el sector privado, ejerciendo como abogado en el área laboral y mercantil y como consultor.

Eso no quita, sin embargo, que siga en contacto con la vida pública ya que colabora con diversos medios de prensa escrita, donde publica artículos de opinión, y como analista político en televisión. Además, también ha impulsado la asociación Barcino5G, que aspira a convertirse en un think tank que promueva grandes ideas para Barcelona. La asociación ha organizado ya encuentros con líderes de la sociedad civil de gran nivel y, en los próximos días (15 de febrero), se presentará públicamente.

También está implicado con proyectos sociales: forma parte del patronato de la Fundación del RCD Espanyol, que desarrolla proyectos culturales y de inclusión; y, también, colabora con proyectos de la Iglesia. Asimismo, también ha aprovechado para pasar más tiempo con su familia y con su gran pasión: la moto, con la que hace rutas por España. Cuando sale a la calle, los vecinos todavía le siguen identificando: en ocasiones, para reconocerle su trabajo, pero en otras, para amenazarle y eso ha acabado con algunas condenas a radicales.