Tomás Gómez
¿De qué se ríe Pedro Sánchez?
La justicia europea ve indicios de varios delitos en las actividades de Begoña Gómez y un juzgado de Extremadura ha imputado a su hermano
Llamaba la atención la actitud de Sánchez cuando era ovacionado por incondicionales de la ejecutiva federal, tras la enésima derrota. Han subido en votos el PP y la extrema derecha, Sumar se ha desmoronado, los independentistas hacen aguas y el PSOE queda a 4 puntos, dos escaños y 700.000 votos de los populares. La distancia ha sido aún mayor que en julio de 2023 y, si estos resultados se proyectasen en unas legislativas, Feijóo sería presidente del Gobierno, eso sin contar que los votos de Alvise y muchos de Vox no se desperdiciarían en un proceso nacional. La remontada fue un espejismo y a Tezanos no le queda la mínima credibilidad en el CIS.
Parecería que Sánchez ha ganado, pero la realidad es que lo pierde todo. En los últimos procesos electorales solo se impuso en Cataluña, aunque todo apunta a que sus socios independentistas le van a obligar a regalarles la Generalitat por un puñado de votos en el Congreso.
Además, las novedades judiciales no son tranquilizadoras. La justicia europea ve indicios de varios delitos en las actividades de Begoña Gómez y un juzgado de Extremadura ha imputado a su hermano. Probablemente ha comenzado un calvario judicial. Entonces, ¿de qué se ríe Sánchez y qué celebra la dirección socialista? La respuesta solo puede ser que han cambiado los datos y los hechos por los gestos y el marketing. Una y otra vez se empeña en construir una realidad virtual. Es necesario transmitir la idea de triunfo para que los demás se lo crean. La polarización de la política se ha inoculado a los periodistas y analistas, unos compran la construcción de Moncloa y otros arremeten con todo lo que pueden. Desde Ferraz aseguran que seguirá siendo presidente, que no habrá elecciones. Sin embargo, la peor de las opciones es seguir estancados en este laberinto sin salida.
El PSOE pierde miles de votos que va compensando a fuerza de adelgazar a su socio de coalición, en una crisis irrecuperable. Sus otros socios, los independentistas, saben que poco más pueden saquear de un Ejecutivo inestable, tardarán poco en dejarlo caer. Pero Sánchez sigue cantando victoria.
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