Consejo de Ministros
Rajoy retrasa la Convención del PP para usarla de plataforma electoral
En el último Comité Ejecutivo que el PP celebró antes de las vacaciones de verano, el partido esperaba ya la oficialización de la convocatoria de la Convención Nacional para el mes de octubre. Las mismas expectativas presidieron la reunión de la cúpula de este pasado lunes.
Pero el cónclave se retrasa y no se celebrará en octubre por decisión expresa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Ha alegado un motivo tangible, la intensa agenda exterior que tiene por delante, y que afecta de lleno a ese mes en cuestión.
De fondo hay también un interés estratégico: apurar lo más posible su convocatoria para contar con más elementos positivos en materia económica –el Gobierno está convencido de que éste es el camino que va a recorrer en los próximos meses–, y poder sacar así de este foro más rentabilidad en clave electoral de cara a los comicios europeos de la primavera de 2014.
Además, implícitamente, con esta decisión el presidente del Gobierno enfría aún más las especulaciones sobre los cambios en el partido o en el Gobierno a cuenta del «caso Bárcenas».
En Génova asumen que éste seguirá siendo un asunto que marcará la agenda y echará tierra sobre el mensaje del PP en los próximos meses. Y consideran que no les merece la pena asumir el riesgo de que en octubre este «ruido» pusiese sordina a cualquier otro discurso programático o político del Ejecutivo.
El retraso de la Convención Nacional supone un incumplimiento de los Estatutos del partido, que establecen que debe concretarse anualmente. La última tuvo lugar en octubre de 2011 en Málaga, justo un mes antes de las elecciones generales que llevaron a Rajoy a La Moncloa. Según los Estatutos, la Convención es un órgano de naturaleza consultiva, cuya convocatoria corresponde al presidente, y que cada año evalúa las políticas que él desarrolla y hace balance de las políticas del partido. Tiene que convocarse anualmente cuando no toca Congreso ordinario.
Pero este incumplimiento es una cuestión menor incluso en clave interna. Y sobre él se impone el objetivo del presidente de utilizar un cónclave que reúne al grueso de su organización para consolidar el discurso de la recuperación «con pruebas en la mano» y presentarse ante los españoles con mensajes en positivo. Rajoy no se la plantea en clave orgánica, sino programática.
La fecha está en discusión, y sin descartarse finales de año, hay voces de la dirección que defienden que tiene más sentido aplazarla ya hasta principios del próximo ejercicio, para acercarla lo más posible a las europeas de mayo de 2014.
La otra gran cuestión pendiente es la designación del cabeza de lista para las europeas, que en la anterior convocatoria de elecciones al Parlamento Europeo Rajoy retrasó hasta apurar los plazos. De hecho, anunció su decisión de volver a confiar en Jaime Mayor Oreja a principios de enero de 2009. Las europeas estaban previstas para junio de ese año.
Rajoy dedicará los próximos meses a seguir intentado encajar todas las piezas de su puzzle económico para poder cerrar el círculo antes de las generales. Y salvo alguna decisión judicial de entidad, no intervendrá de manera radical en el malestar por la gestión y la comunicación del «caso Bárcenas». De puertas adentro hay fuertes críticas, y autocrítica también en sectores de Génova, sobre cómo se ha lidiado un asunto que, termine como termine en el plano judicial, y el PP espera que lo haga bien para sus intereses, en el ámbito político está provocando un importante desgaste a las siglas del partido.
Apuntan en Génova que algunos de los «errores» cometidos son directamente imputables al abogado del partido, que lleva principalmente esta causa y también a la nueva gerente. Pero esto no borra las posibles responsabilidades políticas.
Las reformas contra la corrupción, este mes al Consejo de Ministros
Este mes llegará al Consejo de Ministros el primer informe sobre el paquete de reformas legislativas para endurecer los controles y las sanciones de la corrupción. De esta forma se cumple el anuncio que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo en el Pleno extraordinario al que tuvo que someterse en julio por el «caso Bárcenas». En este mismo mes, por tanto, el Gobierno abrirá formalmente el diálogo con la oposición para buscar un acuerdo sobre los nuevos textos normativos. Los borradores están finalizados, según anunciaron ayer desde Moncloa después de que la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, presidiese una reunión del Grupo de Trabajo de Regeneración Democrática.El Ejecutivo movió ficha después de que Rubalcaba, rectificase una vez más su estrategia y anunciase el lunes que recupera la voluntad de diálogo con el Gobierno. Un movimiento dirigido a intentar arrebatarle al PP la iniciativa en la constitución de una comisión parlamentaria contra la corrupción. En este tira y afloja táctico sobre quién lleva la iniciativa y quién es el promotor de esta reforma legislativa, el Gobierno interviene con el anuncio de que las reformas están ya listas, como el calendario del Plan Nacional de Regeneración Democrática, informa C. Morodo.
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