El desafío independentista

Relaciones rotas en la cárcel

La distancia entre los «chicos» de Puigdemont y los de Junqueras ha aumentado y no se reúnen ni para comer

Fotografía de archivo de las instalaciones de la cárcel de Estremera
Fotografía de archivo de las instalaciones de la cárcel de Estremeralarazon

La distancia entre los «chicos» de Puigdemont y los de Junqueras ha aumentado y no se reúnen ni para comer-

La polémica sobre el trato de favor de los políticos presos en las cárceles catalanas, amenaza con ser el cuento de nunca acabar. Hoy contamos en LA RAZÓN cómo se produjo el traslado y cómo se «esponjaron» los centros penitenciarios de «presos conflictivos». Más allá de estos detalles, se han integrado en las rutinas diarias de la prisión. Eso sí, reciben más visitas de las habituales, sobre todo, de sus abogados. Sin embargo, a decir de los funcionarios de prisiones la que ostenta el récord es Carme Forcadell con una media de 10 visitas diarias en Mas d’Enric en el municipio tarragonés de El Catllar. Por si fuera poco, la ex presidenta del Parlament tiene un despacho habilitado en la cárcel para recibir sus múltiples visitas al que accede por la «calle Mayor» -llamado así porque las presas lo utilizan para desplazarse entre módulos y a los servicios- que es vaciada cuando la señora Forcadell transita por ella «para preservar la intimidad».

La información de Paco Velasco revela un detalle que es definitorio de la relación entre los diferentes presos. Junqueras, Romeva y Cuixart son activos en las tareas de la prisión y mantienen una relación personal. Su distancia con Rull, Turull, Forn y Sánchez es manifiesta. De hecho, sus relaciones se reducen a la mínima expresión y no se juntan ni para comer. Ayer Junqueras y Romeva publicaron una carta desde la cárcel en La Vanguardia y en ningún momento mentan a los «chicos» de Puigdemont, al que tampoco citan. Sólo se acuerdan de Forcadell y Bassa.

Junqueras no ha tenido en diez meses de prisión ni un sólo contacto con Puigdemont. Sus relaciones no son frías, son heladas. Puigdemont ha hecho oídos sordos a las peticiones que le han realizado los abogados, compañeros de partido de Junqueras y amigos comunes. Nunca ha querido tener ni una mínima relación epistolar, lo que demuestra el grado de ruptura de las relaciones entre ERC y el Movimiento Nacional de Puigdemont. Y encima, cuando Rufián reivindica el sacrificio de Junqueras en la cárcel, los holligans de Puigdemont le echan en cara que el ex presidente ha hecho más por el «procés» desde Bruselas que Junqueras desde la cárcel. ¡Manda huevos!, como diría Federico Trillo.