Congreso

Sánchez supera la investidura y se enfrenta a una legislatura cercado por sus socios

El candidato socialista consigue 179 votos a favor frente a 171 en contra, los de PP, Vox y UPN

Sin sorpresas, Pedro Sánchez ha recabado la confianza de la Cámara Baja y sale este jueves investido como presidente del Gobierno en plenas funciones con 179 votos a favor y 171 en contra. El PSOE ha conseguido sumar a la amalgama de siete partidos diferentes (Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria) para continuar en Moncloa y ahora se enfrenta a una legislatura de vértigo en la que el PSOE estará cercado por todos sus socios.

El presidente del Gobierno logra su investidura después de ceder ante los independentistas al tramitar la ley de amnistía, línea roja para ERC y Junts, en contra de lo que quieren 172 diputados. La amnistía, que ha centralizado todas las negociaciones para conseguir la investidura se ha saldado con multitudinarias manifestaciones de rechazo que han cultivado un escenario de crispación y rechazo social ante el perdón procesal de los líderes independentistas.

Ante eso, los socialistas han utilizado las protestas para cargar contra PP y Vox y para lanzar una estrategia dirigida a erosionar a la bancada de la derecha. La dicotomía que plantea Pedro Sánchez es “la democracia” o la llegada de “los profetas del odio”. El candidato ha agitado durante su discurso de investidura el miedo a PP y Vox para cohesionar a unos socios que le han ido lanzando órdagos a lo largo de las dos jornadas.

El acuerdo negociado desde Bruselas con Carles Puigdemont fue el que más tardó en llegar y el que más ha costado a los socialistas y también trastocado sus planes de una investidura rápida. A parte de la amnistía, los socialistas han acordado con ERC la condonación de hasta 15.000 millones de euros de la deuda catalana del FLA, la cesión de Rodalies, la aceptación de un mediador internacional, o, para PNV, 100 millones de euros en inversión para la lengua vasca, la negociación del reconocimiento de la nación vasca o el traspaso de todas las competencias pendientes, incluidas la gestión de la Seguridad Social o más competencias para la Ertzaintza, entre otras.

El debate de investidura ha estado impregnado en todo momento por la negociación de la ley de amnistía. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a defender en primera persona la necesidad de aprobar la ley “en interés de España” y dio la razón a quienes le criticaban por no presentar la ley por “convicción”, sino por necesidad. “Las circunstancias son las que son”, reconociendo así en su primer discurso de investidura que se concedía para amarrar los siete escaños de Junts, imprescindibles para que su investidura saliera adelante. El presidente del Gobierno, aun así, defendió la amnistía como "perfectamente legal y acorde a la Constitución" frente a las críticas que llegan desde la judicatura. "Se va a conceder en nombre de España y la concordia". En el PSOE defienden que Cataluña está "infinitamente mejor" de la que se encontró el PSOE tras el Gobierno de Mariano Rajoy. "Ahora va a ser lo mismo, estamos adoptando una decisión valiente que sabemos que cuenta con incomprensiones, pero estoy seguro de que será compartida por todos. Los socialistas abrimos caminos que serán transitados en el camino también por los que hoy nos critican por hacerlo", vaticinó el portavoz Patxi López.

La amnistía, sin embargo, no será interpretada como una tregua durante la legislatura. Los socios de Sánchez ya han dejado claro que no extenderán un cheque en blanco al PSOE. Junts ha tensionado la investidura hasta esta misma mañana. El discurso de Pedro Sánchez sobre la amnistía fue interpretado por el partido de Puigdemont como una especie de "perdón" que otorgaba a los independentistas. Y nada más lejos de la realidad. Junts ya dejó claro que no pasará página del procés y que sus aspiraciones hacia la vía de la unilateralidad. La portavoz Miriam Nogueras ya advirtió que serán capaces de retirarle el apoyo dado para la investidura en cualquier momento. "No nos tiente".

Esquerra ha arrancado al PSOE la amnistía como acuerdo para dar apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, pero aspira a mucho más para darle vida al Gobierno socialista durante cuatro años de legislatura. Avisó el portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián de que tienen capacidad para "obligarle a acabar con la represión" y a que vote "quizá mañana en un referéndum".

Bildu ya ha dejado claro que apretará las tuercas al Ejecutivo durante la legislatura. "Que hoy le apoyemos no significa que nos debamos a su Gobierno. Hoy no le concedemos un cheque en blanco. Hoy con nuestros seis votos, EH Bildu les brinda una oportunidad, les hace una invitación, les interpela en términos de compromiso histórico". Desde el PNV, su portavoz Aitor Esteban, avisó a Sánchez que "la mayoría de los compromisos tienen una fecha máxima de cumplimiento".

El PP ha sido muy crítico con Sánchez por sus cambios de opinión y ha repasado todas las contradicciones del candidato socialista, comenzando por la amnistía. En este sentido, Alberto Núñez Feijóo advirtió ayer a Sánchez de que "no van a tener la España silenciosa que desean", alertando de que van a seguir apretando desde todos los costados. "No a la amnistía, no a ignorar a las víctimas del independentismo, no a cesiones pagadas con cien mil millones de euros, no a Bildu, no a que unos pocos decidan por la mayoría, no a la mentira, no a la desigualdad entre españoles. No a Pedro Sánchez para seguir diciendo sí a una nación de ciudadanos libres e iguales", señaló Feijóo.