La Razón en Afganistán

«Si algún día España necesita nuestra ayuda me encantaría hacerlo en primera línea»

El coronel Mohammad Zay Shirzad, segundo jefe de la tercera brigada del Ejército afgano, agradece a los militares españoles sus enseñanzas y confía en garantizar la seguridad de la provincia de Badghis.

Afganistan, Qala i Naw , 3ª Brigada del 207 Cuerpo del Ejercito Nacional Afgano . Acto de entrega de la badera de guerra a la que se impuso la medalla al valor militar, en reconocimiento por la lucha contra la insurgencia
Afganistan, Qala i Naw , 3ª Brigada del 207 Cuerpo del Ejercito Nacional Afgano . Acto de entrega de la badera de guerra a la que se impuso la medalla al valor militar, en reconocimiento por la lucha contra la insurgencialarazon

La base española de Qala i Naw en Afganistán está pegada a la del Ejército afgano. En un punto intermedio hay una pequeña puerta, la cual ha sido bautizada como "La puerta de la Amistad", una forma de demostrar las buenas relaciones entre ambos cuerpos. Por ella sale a pie el coronel Mohammad Zay Shirzad, segundo jefe de la tercera brigada del Ejército afgano, y quien le recibe es el teniente coronel Armada, responsable Equipo de Asesores Militares (MAT, por sus siglas en inglés). Son los que han entrenado y asesorado a unos débiles soldados afganos, los cuales ya no son tan débiles y poco a poco han sido capaces de planear y dirigir sus propias operaciones.

Se saludan con afecto, como si de dos buenos amigos se tratase, una relación que han conseguido forjar a base de esfuerzo.

El coronel Shirzard es un hombre serio, seguro, pero sobre todo se le ve duro, algo lógico en un país como Afganistán, en el que todo son extremos, desde la climatología a la violencia de la insurgencia. Y eso se nota en quienes tienen la responsabilidad de acabar con ella. Sólo tiene buenas palabras para los militares españoles, que han conseguido que sus hombres sean lo que son ahora, independientes. "Hace 11 años no teníamos nada y ahora tenemos un buen Ejército gracias a España", asegura convencido. La misma confianza muestra cuando se le pregunta si cree que sus efectivos serán capaces de hacerse cargo de la seguridad de la pobre y abandonada provincia de Badghis: "Garantizo la seguridad, en Badghis estamos preparados".

Eso sí, tiene claro cuáles son sus puntos débiles. "Contra el tipo de armamento de la insurgencia podemos garantizar la seguridad, pero si logran más armamento podríamos tener problemas". Y entre sus puntos fuertes no duda en destacar algo muy importante: el apoyo de la población. "Hay un apoyo especial, en cualquier punto de la zona, si hay una amenaza nos avisan o nos dan información. La insurgencia no puede con la gente porque está con nosotros". Y eso es algo vital para ellos.

En algo más de un mes el Ejército español les cederá la base de Qala i Naw, toda una responsabilidad para ellos pero también un importante regalo y una herramienta indispensable para seguir creciendo.

Pero, ¿qué puntuación daría este coronel afgano a las fuerzas españolas que han entrenado a sus hombres? "La más alta", dice sin dudar. "Por amistad y porque aunque en España tengan problemas económicos siempre estuvieron con nosotros, ayudándonos. Nunca les vimos como extraños", apunta firme. Y como muestra de esa cercanía, el coronel Shirzard recuerda con alegría el curso que hizo en España para oficiales superiores afganos: "Lo recordaré siempre", destaca. La complicidad y la confianza es tal que serio, mirando fijamente a los periodistas, sentencia: "Si algún día España necesita nuestra ayuda me encantaría hacerlo en primera línea".

Pero nada de esto hubiese sido posible sin la entrega y paciencia del teniente coronel Armada y sus 30 hombres. Les han instruido en planeamiento y dirección de operaciones, logística, control... Primero, comenzaron conociéndoles a ellos y sus costumbres para después enseñarles con mucha paciencia y calma. Ahora, sólo verifican que cumplan con lo que les han enseñado. Los "profesores"han sido, y aún son, el sargento primero Pellicero, el brigada Arca, el teniente Lozano, el sargento Aguilar, el teniente Portero o el capitán Lacasta. Todos ensalzan los progresos del Ejército afgano y tienen clara una cosa: Si algún día -como dijo el coronel Shirzard- España llegase a necesitar la ayuda del Ejército afgano, "confiaríamos en ellos". "Son valerosos, que no temerarios, y siempre se empeñan en cumplir su misión".