
Opinión
Teatro en la Moncloa
La representación acabará cuando las novedades judiciales lo exijan o cuando ya no pueda satisfacer a los que le alquilan los votos en el Parlamento

El verano se inició con Cerdán en prisión, el hermano de Sánchez procesado, Koldo y Ábalos investigados, el fiscal general a punto de ser juzgado, Begoña Gómez imputada por varios delitos cuya pena tipificada son 17 años de prisión y el número 3 de la ministra Montero dimitido por acusaciones de cohecho.
Los incendios de verano y la gestión de estos han avivado la confrontación y el curso político se ha iniciado como era de esperar, con más crispación y nuevos movimientos en las investigaciones judiciales que debilitan la posición de Sánchez que, por cierto, según los estudios demoscópicos publicados, está bajo mínimos de popularidad.
El desgaste es evidente y seguirá aumentando. Begoña Gómez ha sido llamada a declarar, nuevamente, el 11 de septiembre. El Partido Popular quería aprovechar la atención mediática del día en la sesión de control del pleno del Congreso, sin embargo, el ejecutivo está retorciendo el reglamento para suspender la sesión argumentando que se sumarán a la celebración de la Diada.
La mayoría ha detectado que es una táctica para intentar minimizar los daños políticos de la comparecencia de la mujer del presidente, pero todos saben que cada vez que algún miembro de la familia de Sánchez entra en los juzgados se acorta su esperanza de vida política.
Sánchez está en una huida descontrolada. No hay perspectiva de aprobar presupuestos, cuestión especialmente grave, en primer lugar, porque en estos momentos, con la guerra comercial abierta por Trump, Europa con crecimiento económico ralentizado, algunos de los socios comunitarios, como Francia, con serios problemas financieros y la deuda española en niveles históricos, es necesario orientar el timón de la política fiscal.
En segundo lugar, la incapacidad de Sánchez para aprobar unos presupuestos refleja la ingobernabilidad en la que está sumido el país. Se niega a admitirlo y ha optado por escenificar una representación teatral en la que un decorado de cartón piedra simula la existencia de un bloque de izquierdas, que apoya firmemente al presidente porque es el muro de contención a la llegada de la derecha al poder.
Pero la realidad es bien distinta. Sánchez no cuenta con apoyo parlamentario suficiente para gobernar, sus socios no son tal, sino meros extorsionadores que consiguen beneficios a cambio de seguir dejando que el líder socialista duerma en la Moncloa.
En el cartón del decorado se puede leer que no habrá elecciones hasta 2027, pero la representación acabará cuando las novedades judiciales lo exijan o cuando ya no pueda satisfacer a los que le alquilan los votos en el Parlamento.
✕
Accede a tu cuenta para comentar