Tomás Gómez
Trucos de ilusionismo
Hay un caldo de cultivo idóneo para que la izquierda desmovilizada vuelva a votar al PSOE, aunque sea con la nariz tapada
La próxima parada del tren electoral será en las elecciones europeas del 9 de junio. Sánchez se ha conjurado para que Feijóo no obtenga una abultada victoria. La estrategia es muy sencilla, ante una perspectiva negativa después de los comicios gallegos, debe mantener la idea de que hay un empate entre PP y PSOE ante la sociedad española, en tanto llegan tiempos mejores.
Esta forma de hacer política huye de los análisis a medio o largo plazo y consiste, únicamente, en crear la percepción de la realidad que más interesa en cada momento.
Eso explica que Sánchez reitere que la amnistía ha sido aplaudida en las urnas e insista, a diario, sobre la inevitabilidad de que Salvador Illa sea investido president de la Generalitat, despreciando la hipótesis de que eso tenga efectos en la estabilidad del Gobierno de España.
Las encuestas publicadas por medios e instituciones próximos al Ejecutivo, ratifican la táctica del líder socialista. Muestran cierto estancamiento popular, una recuperación socialista y un ascenso de Vox, todo ello, es el caldo de cultivo idóneo para que la izquierda desmovilizada vuelva a votar al PSOE, aunque sea con la nariz tapada.
La confrontación entre Milei y Sánchez hay que leerla en esa clave electoral. Solo se benefician Vox y el PSOE, que quieren polarizar la campaña porque es lo que más les interesa.
Pero, como todo espectáculo de ilusionismo, el 10 de junio se apagarán las luces y la realidad perderá el barniz que se le está aplicando. En ese momento, Puigdemont volverá a echar un pulso a Sánchez y exigirá el Govern a cambio de seguir apoyándole en Madrid.
ERC, que, en este momento, se debate entre sus dos almas, la parte más socialdemócrata proclive a pactar con el PSOE o la más tradicional, próxima a los acuerdos entre independentistas, se verá aliviada cuando el líder de Junts acapare el protagonismo. La baraja está marcada y todos saben que para Sánchez lo intocable es lo suyo y cederá ante Puigdemont evitándoles el dilema de elegir.
El otro escenario es seguir gobernando, incluso con la pérdida de la mayoría parlamentaria que le sostiene, que se traduciría en la incapacidad para aprobar los Presupuestos Generales del Estado.
Este escenario es el peor para el socialista porque es sinónimo de gobierno en funciones a la espera de convocatoria anticipada. A golpes de emociones, trucos de magia y cortoplacismo, Sánchez va maquillando su ocaso y sus fracasos como si se tratase de sucesivos éxitos que le consolidan.
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