Francia

Un registro contra el olvido

Representantes del PP vasco y familiares rindieron ayer un sentido homenaje al concejal de Ermua asesinado por ETA hace 16 años, Miguel Ángel Blanco.
Representantes del PP vasco y familiares rindieron ayer un sentido homenaje al concejal de Ermua asesinado por ETA hace 16 años, Miguel Ángel Blanco.larazon

Anudados con lazos de hilo, escritos a máquina sobre un papel amarillento y recubierto por el polvo del tiempo se halla la memoria. El archivo de la Audiencia Nacional de Burgos apila los legajos de los años en los que las víctimas del terrorismo ocultaban serlo, donde las causas se amontonaban bajo un número o por el nombre del victimario. Para saber qué hay detrás de esas historias hay que abrir cada caja y revisar una a una sus carpetas... pero abrilas, estremece.

Entre ellas se encuentra la historia de amor de Antonio, un joven guardia civil de 24 años que fue asesinado junto a Hortensia, una estudiante de 20 años con la que se acababa de comprometer. Fueron 18 balas las que, a bocajarro, traspasaron el cristal del coche en el que viajaban rompiendo sus vidas. La novia del guardia civil recibió de ETA dos impactos de bala de más como «aviso a todos los enemigos de Euskadi y a sus familiares». Eran los años de plomo, donde cada semana se repetía la misma escena.

Detrás de esas carpetillas perdidas está el trabajo concienzudo de cinco mujeres que se afanan por recomponer la historia de cada víctima. La oficina de víctimas del terrorismo de la Audiencia Nacional que coordina Carmen Alba es un lugar de puertas abiertas. Ellas son la cara amable del dolor, el consuelo, el último eslabón que les queda. Responden a las dudas de las víctimas, les acompañan a todo tipo de actuaciones procesales siempre que el juez lo permita, les ofrecen ayuda psicológica y tratan de amortiguar el golpe que supone enfrentarse a los asesinos de sus familiares.

Asesinatos sin resolver

Después de que la Fundación de Víctimas del Terrorismo publicara un informe denunciando los más de 300 casos sin esclarecer, han puesto todo su empeño en localizar las causas dispersas, rastrear las pendientes, ordenarlas y digitalizarlas una a una. Labor que aún mantienen. «A las víctimas nunca se les ha dado un protagonismo en el proceso penal más allá de ser testigo, instrumento de prueba». El interés de la víctima en el proceso es una conquista reciente, cuando en 2006 se puso en marcha, pero el impulso definitivo lo recibió cuando Ángel Juanes tomó posesión como presidente.

Desde la oficina quieren desterrar la idea de que existen más de 300 asesinatos sin resolver: «Son causas que estaban dispersas y estaban sin registrar» de las cuales hemos hallado más de 100 sentencias firmes. Era un campo plagado de incógnitas. Las dificultades en este proceso procedían de distintas fuentes: la falta de interés de algunas víctimas, «pues algunos preferían ignorarlo y hay que respetar también el derecho al olvido», o porque las propias víctimas no podían personarse en su momento procesal con abogado y procurador. «En las carátulas de los procedimientos penales nunca aparecía el nombre de la víctima, ni las causas se registraban en los libros por sus nombres, sino por un número y si aparecía algún nombre era sólo el del victimario».

Entre estos casos se encontraron con el de una víctima del terrorismo cuyo sumario no aparecía. Se le buscaba con un nombre, unos apellidos y un lugar de atentado porque usaba una identidad supuesta. «Buscábamos por Miguel Castellanos y se llamaba Pedro Pardo en realidad».

Pero el trabajo de recopilación no ha sido fácil. Estas cinco mujeres se han desplazado a hemerotecas, a registros civiles para obtener los certificados de defunción, juzgados del País Vasco los cuales no se inhibieron en favor de la Audiencia Nacional, archivos de la Audiencia en Burgos –donde han encontrado más de 80– y Ferrol, que siguen peinándolo.

«Hemos encontrado muchas resoluciones de las que decían que quedaban por resolver. De esos más de 300 sólo quedan dos de los que no se sabe absolutamente nada porque son víctimas que se encontraron en Francia y trabajamos también por encontrar información», aseguran. Del resto sí que se han encontrado las carpetillas con las diligencias que entonces se practicaron e incluso algunas se pueden reabrir. «Algunas de esas causas siguen vivas. Las víctimas se sienten aliviadas al ver que se hizo todo lo posible, que se practicaron todas las diligencias oportunas aunque no se pudiera encontrar el autor material», matizan estas cinco mujeres. Y es que, algunos de esos archivos perdidos se han llegado a encontrar incluso en los sótanos del Congreso de los Diputados.

Ser víctima

Ahora que la izquierda abertzale quiere equiparar a víctimas y verdugos... ¿Qué se entiende por víctimas en la Audiencia Nacional? Sólo es terrorismo el de los grupos organizados terroristas, sólo se atiende a las víctimas cuya causa esté en la Audiencia por terrorismo.

Alba y sus chicas subrayan la importancia del trabajo en equipo, no sólo el de ellas sino también el de los jueces: «El presidente de la Audiencia, Grande Marlaska es la generosidad personificada con las víctimas y ve personalmente las causas con ellos». Su propio secretario, Andrés, las recibe con un cariño enorme y el juez central de vigilancia Penitenciara, José Luis Castro, encargado de conceder los permisos a terroristas les explica personalmente los motivos y lo que dice la ley», concluyen.

«Hay una cadena humana imprescindible». Y es que destacan que a muchos de ellos les cuesta mucho conceder un permiso, ya que han sido amenazados por la banda terrorista y ellos mismos han visto cómo sus compañeros fueron asesinados.