Opinión
Vuelco electoral
El auge de Bildu nos impondría cada vez más la tiranía de ese partido
Nadie duda de que estas elecciones del próximo 28 se viven como la primera vuelta de las generales en ciernes. Por eso la mirada se va en primer lugar a las comunidades autónomas que pudieran dar un vuelco y cambiar a manos del Partido Popular. A saber, Valencia, Extremadura, Santander, La Rioja, Aragón o Castilla-La Mancha. También a constatar si los populares obtienen o no la totalidad de las alcaldías de las ocho capitales andaluzas. En esta convocatoria, Andalucía no hace autonómicas (ni Galicia, País Vasco, Cataluña y Castilla y León) pero sería la manera de evidenciar que el efecto «Moreno sigue soplando para los azules. Tras la salida de Kichi, el PP parece que ganará Cádiz y sólo en Sevilla conservan los socialistas alguna esperanza.
Vamos por partes. Hay nubes de cambio en Valencia, La Rioja y Santander. Las encuestas revelan que el socialista Ximo Puig no podrá revalidar el Pacto del Botánico con Compromís y Podemos y será sustituido por Carlos Mazón (PP), seguramente en alianza con Carlos Flores, de Vox. Muy difícil lo tiene también Joan Ribó (Compromís) en la capital valenciana, debido a la caída de los Comunes en la intención de voto.
En Santander, Miguel Ángel Revilla se presenta a una reelección francamente complicada y el PP parece que será más votado. Ahora bien, los conservadores están atrapados por su promesa de no gobernar con Vox. Probablemente intentarían un pacto con el propio Partido Regionalista sin su viejo líder, que ya cumple 80 años. Y en La Rioja, donde ganarán los populares, las alianzas van a ser cruciales, de modo que hasta el posible único escaño del Partido Riojano en coalición con España Vaciada sería determinante.
Mas importante resultaría para Feijoo lograr desbancar a cualquiera de los grandes barones socialistas, Fernández Vara, Page o Lambán. Todos ellos están rehuyendo como la peste el contacto en campaña con Pedro Sánchez, que les hace bajar en los sondeos. En Extremadura, como Ciudadanos no conseguirá entrar en la cámara y Podemos baja, Fernández Vara lo tiene ajustado si PP y Vox pactan. Algo parecido teme Page en Castilla-La Mancha, porque si los morados no entran, gobernaría Paco Núñez (PP) con Vox. Finalmente, Aragón está pendiente de complicadas alianzas, porque los populares no tendrían mayoría suficiente.
Hay otros dos asuntos muy calientes en estos comicios: el ayuntamiento de Barcelona y el auge de Bildu en País Vasco y Navarra. En la capital condal parece segura la victoria del socialista Jaume Collboni, que ha conseguido aglutinar el voto de la izquierda moderada y la resistencia al nacionalismo extremo. Ni Colau con sus Comunes revalidará ni parece que Trías (Junts) pueda hacerle frente. El PP catalán parece que se queda con los votos que antaño fueron de Ciudadanos y dobla escaños y, gracias a la polémica con los okupas, Vox entra en el municipio.
Muy triste es el impulso del partido de Otegui, gracias al actual gobierno de España, empeñado en blanquear la marca. Aprobar por ejemplo la Ley de Vivienda con el apoyo de Bildu y sin el PNV ha contribuido a visualizar a los ex etarras como eficaces políticamente. Ahora se teme que pudieran hacerse con las alcaldías de nada menos que Vitoria y Pamplona. Por otra parte, la división de las derechas (UPN, PP y Vox) haría inútil una mayoría autonómica de UPN en Navarra y gobernaría de nuevo la socialista María Chivite con Geroa Bai, los podemitas de Contigo Navarra y el apoyo de Bildu.
Como se ve, los resultados del 28M van a influir mucho en nuestra vida de los años próximos. Desde Barcelona se reforzaría el gobierno de España si los socialistas revalidasen en unas generales. El auge de Bildu nos impondría cada vez más la tiranía de ese partido. Y un posible impulso general del Partido Popular abocaría a una España más enfrentada que nunca que nunca con los independentistas, que se han crecido gracias a Sánchez.
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