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Hartos, indignados, traicionados y engañados por Pedro Sánchez. Así se muestran personalidades de diversos ámbitos de la sociedad española que reúne LA RAZÓN para analizar los motivos que les llevan hoy a las calles.
Hartos, indignados, traicionados y engañados por Pedro Sánchez. Así se muestran personalidades de diversos ámbitos de la sociedad española que reúne LA RAZÓN para analizar los motivos que les llevan hoy a las calles.
La plaza de Colón, presidida por la enseña nacional, se convierte hoy en el epicentro de la defensa de la unidad de España. Los ciudadanos de todas las provincias salen a la calle para protestar contra la afrenta de convertir a un país en moneda de cambio para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conserve el preciado sillón del Palacio de La Moncloa. Los presentes en la mítica plaza madrileña gritarán «no» al chantaje de los independentistas catalanes, dirán también «no» a que se juegue con los intereses de todos ciudadanos, «no» a que se vulneren los principios constitucionales y la Carta Magna, «no» a que se negocie la impunidad en los despachos.
En un momento crítico para la historia de España, los ciudadanos asisten perplejos a las cesiones de trinchera y se unen por encima de las siglas y los partidos en lo que simboliza su familia, su hogar, su tierra, sus costumbres, sus valores, sus raíces y su historia: España. Pese a la intentona de Sánchez de frenar él éxito de la convocatoria de hoy tras anunciar el viernes la ruptura de los canales de comunicación con el Govern de Torra, la ciudadanía no se da por vencida. En este contexto, LA RAZÓN se cita con personalidades de diferentes ámbitos: de la cultura, la economía, el periodismo, la política y la filosofía para analizar la situación en la que nos encontramos y desgranar los motivos que nos han llevado a este oscuro callejón. Ellos aportan su visión y sus argumentos sobre por qué es necesario salir hoy a la calle y las consecuencias del previsible éxito de la concentración.
La eurodiputada Maite Pagazaurtundúa lo tiene claro: «El presidente Pedro Sánchez utiliza las instituciones del Estado como si fuera un apostador en un casino. Nos jugamos que dé un paso que no tenga vuelta atrás», lamenta. Por ello, la política considera que «cada ciudadano tiene que valorar en conciencia esta insólita situación y los líderes políticos convocantes de la concentración en Colón deben canalizar con prudencia el clamor social, sin emborracharse del momento. Frente a la imprudencia de Sánchez, deben poder hacer sentir su respeto a los electores y militantes socialistas que están, de verdad lo están, huérfanos, ahora mismo». Para Pagaza, el paso dado por Sánchez al habilitar la mesa de diálogo entre partidos y el marco reivindicativo de los puntos sobre los que trabajar, con un mediador, «supone devaluar las instituciones democráticas españolas, como si hubiera un déficit en ellas. Supone generar una bilateralidad tóxica al margen de los mecanismos constitucionales de relación con las comunidades autónomas». La eurodiputada argumenta que la hoja de ruta del presidente «significa entrar en un juego en el que los secesionistas que no han denunciado los graves delitos, sino que los legitiman, exigiendo la arbitrariedad del Gobierno y del poder judicial. Esto es muy peligroso».
Además, para ella, desde un punto de vista de la comunicación, «supone conceder verosimilitud internacional a las mentiras de los secesionistas» y esto no se puede tolerar en un estado democrático. Para ella, Sánchez es sin duda una amenaza y «nos lleva a una situación de riesgo de país, de riesgo hacia la seguridad jurídica, de riesgo sobre inversiones extranjeras, de riesgo de un tipo de polarización dañina e innecesaria entre las fuerzas políticas que deberían poder cooperar en muchas cuestiones de Estado».
Por otra parte, y analizando los movimientos de los «ideólogos» del «procés», para Pagaza la estrategia puesta en marcha por Torra y por el Govern en su conjunto «recuerda a la llevada por ETA y su entorno político debido a la utilización de los esquemas que hemos analizado en un informe que presentamos esta semana en San Sebastián. Es la inoculación de sus marcos narrativos y de la utilización de la propaganda en la prensa internacional de tal modo que hicieron el fin de ETA dónde, cómo y cuándo les dio la gana en una gigantesca operación de maquillaje. En ella colaron muchas mentiras, incluido un falso perdón a las víctimas, por ejemplo», subraya, al tiempo que añade que «la letra pequeña nos indica que no van a parar la operación de maquillaje y legitimación de su pasado, porque no renuncian al poder político futuro y a seguir menoscabando la reputación democrática de nuestro país».
«Unos frescales»
Otra de las personas que ha estado muy involucrada durante toda su trayectoria en la lucha contra el nacionalismo excluyente y el independentismo radical es Albert Boadella, quien incluso fue proclamado presidente de Tabarnia. Para el actor y director teatral, «lo que veremos hoy en toda España es una reacción lógica ante lo que está sucediendo. Es una reacción de impotencia frente a un tipo, a un frescales, que se salta los mínimos en lo que es la dignidad y la ética de todos los españoles. Me parece que hay impotencia porque tampoco se pueden hacer grandes cosas en el Parlamento ya que a estos les importa un comino y desde el Parlament prefieren reuniones reducidas de partidos. En cualquier caso, hay que instigar a la ciudadanía a que reaccionen frente a una situación que yo empiezo a ver cada vez más grave». Ante la polémica que suscitó la propuesta del Gobierno de habilitar la figura de un «relator» para negociar con los independenistas, Boadella afirma que él mismo se postula para tal cargo. «Me voy a postular porque como presidente de Tabarnia yo soy el que más conoce el asunto. Y si no están de acuerdo voy a ser un delator de las patochadas que han hecho». Para él, hay dos caminos posibles ante el atolladero en el que nos encontramos. «Uno es el que han emprendido Ciudadanos y el PP, y creo que Vox también; y otro es el camino de la putrefacción que es dejar pudrirse al PSOE. Son dos caminos políticos. Yo que soy muy gato viejo, les dejaría pudrirse y que como formación política prácticamente desapareciera como ha sucedido en Francia con el Partido Socialista».
Él considera que cada paso que dan los socialistas «es más escandaloso y va más lejos». Y eso, según el dramaturgo, lo van a pagar muy caro en la estima del pueblo español. «El Partido Popular y Ciudadanos han decidido optar por esta otra vía, que no es que me parezca mal, pero ante un frescales que se lo pasa todo por el forro, no creo que consigan gran cosa. Este hombre se aferra al puesto pase lo que pase. Vendería lo que fuera para quedarse ahí. No hay salida. La única es que este hombre tenga que convocar forzosamente las elecciones y el PSOE quede reducido a la nada. Conseguirá destruir un partido que ha tenido un papel muy importante en España y que tuvo uno esencial en la Transición. Lo convertirá casi en un partido extraparlamentario», recalca.
«Una absoluta traición»
Su indignación con la hoja de ruta impuesta por los nacionalista y asumida por el actual Ejecutivo es notoria. «Han demostrado que no tienen escrúpulos. Son chantajistas profesionales y harán lo que les dé la gana. Es posible que ni siquiera voten los presupuestos a pesar de las cesiones que haga él. Pero el presidente es incluso capaz de resistir sin que éstos salgan adelante. Pertenece a una camada de políticos, entre los que cuento casos como Puigdemont y Torra, que sufren una psicopatía y no distinguen el bien del mal. Son solamente ellos, lo que ellos quieran hacer que no tiene nada que ver con los intereses de sus respectivas comunidades. Es la generación de los frescales». Y se pregunta si alguien cree que con estos políticos se hubiera hecho la Transición en España... «Es imposible», responde su pregunta de inmediato.
Uno de los aspectos fundamentales del Estado del Bienestar es la economía, la cual sigue sin alzar el vuelo y, por ello, también exigen en la manifestación de hoy una mayor dedicación del presidente a este aspecto, que ha quedado en un segundo plano en su obsesión por obtener un «triunfo» catalán. Por ello, el reputado economista Daniel Lacalle, otra de las personalidades que acude a la concentración a la plaza de Colón, subraya que su motivo fundamental para asistir a tan colosal evento es que «un señor (Pedro Sánchez) no puede dinamitar las instituciones y el orden constitucional para mantenerse en el poder». Explica que España tiene unas instituciones y un Estado que garantizan «la libertad y el funcionamiento de las comunidades autónomas en plena libertad». «Todo el mundo puede defender sus ideas, así que caer por algo personal en la vileza de aceptar intermediarios es no solo vender a España para comprarse unos días más en la Moncloa, sino una auténtica traición a España, a nuestros hijos y a nuestros nietos», dice.
Para el economista, las decisiones que ha tomado el presidente desde que llegó al cargo han supuesto «el mayor asalto a la integridad del Estado, es un planteamiento de golpe de Estado. Y lo más preocupante es que se están dinamitando las instituciones para mantenerse en su cargo, es una decisión personal, no es una estrategia del PSOE ni de la coalición de la moción de censura que le llevó al poder», recalca.
Lacalle no tiene ninguna duda de que la manifestación será un éxito rotundo, «porque Sánchez ha soliviantado a todo el mundo. Mucha gente de la que suele decir: ''Yo nunca voy a las manifestaciones porque no sirven de nada'', sé que ahora están decididos a salir», pronostica.
Una opinión que comparte el escritor Fernando Sánchez Dragó, para quien es fundamental pisar Colón para «defender la unidad de España y parar los pies a los golpistas». También, dice, es necesario apoyar «moralmente a los magistrados del Tribunal Supremo y convencer a Pedro Sánchez de que no hay más salida que la convocatoria de nuevas elecciones». Según el ensayista, la marea rojigualda de Colón es fruto «del sentido común, la defensa propia, el instinto de conservación, el inconsciente colectivo, el hartazgo de la corrección política, la indignación por el cinismo del actual Gobierno y el patriotismo». Sánchez Dragó no titubea al aseverar que la unidad de España «está en peligro, y lo seguirá estando mientras no se desmantele el Estado de las Autonomías». Las consecuencias de esta masiva concentración en el centro de la capital de España pueden ser de gran calado si, según detalla Dragó, «algunos diputados socialistas, conscientes de que corren derechitos hacia el ostracismo civil, rompen la disciplina de su partido y se sumen a una moción de censura. Con diez o doce que lo hagan bastaría», pronostica.
Ejemplo generacional
Carlos Falcó, marqués de Griñón, también está muy preocupado por la situación que atraviesa nuestro país y así lo relata en el encuentro que mantiene con LA RAZÓN. Como preámbulo de su exposición de motivos por lo que es necesario salir hoy a las calles apunta a que lo más importante es que esta manifestación, tal y como han destacado sus promotores, no atienda a intereses partidistas, ni a siglas, sino a la Unidad de España. Que la protesta multitudinaria orquestada por Ciudadanos, Partido Popular y Vox, consiga aunar a personas de todas las ideologías que exijan al Gobierno unas elecciones adelantadas ante la deriva alarmante del Ejecutivo en la cuestión catalana.
«Yo me siento identificado con todos los partidos constitucionalistas y coincido con los motivos que han expuesto para acudir hoy a la manifestación, incluido el Partido Socialista», dice Falcó que a continuación menciona los postulados que ha hecho esta semana el ex presidente del Gobierno Felipe González cargando contra las decisiones de Sánchez. «¿Para qué necesitamos un notario que certifique lo que se dice o los convoque cuando en el Parlamento sobran los notarios, asesores jurídicos, gente que toma notas, por qué la Generalitat no hace funcionar al Parlamento, sede natural del encuentro entre partidos y de las posibilidades de diálogo?», se preguntaba González en un vídeo que fue difundido por su Fundación. Falcó está de acuerdo y empatiza con los políticos que «hicieron la Transición» y también con los actuales, dice.
«Mira, yo soy consciente de todo lo que nos ha costado llegar a donde estamos hoy, la Transición fue un éxito, un ejemplo de conciliación y respeto. Nos costó muchísimo y al primero al Rey Don Juan Carlos», asevera el Marqués de Griñón. Él estudió en Europa, estaba muy cerca de Bruselas y vio cómo nacía el proyecto europeo, la ilusión y el trabajo que conllevó sacarlo adelante. «Un proyecto que es todo lo contrario de lo que vemos hoy en día con los populismos que lo único que hacen es poner en peligro todo lo que hemos conseguido, todo por lo que hemos estado luchando durante más de cuarenta años», razona. Ahora, para él, una de sus mayores inquietudes es dejar a sus hijos un mundo mejor, un mundo que cuyos andamios comenzaron a construirse hace cuatro décadas.
Respeto a la Constitución
«Hay que defender la Europa de la paz que tiene una fuerte visión a nivel universal, que defiende las ideas de igualdad y progreso, es decir todo lo que ahora estamos viendo que quieren destruir los populismos y los localismos», defiende Falcó que se define como un hombre liberal. «La España constitucional está también en peligro por todo esto que indico y es necesario que se lo expliquemos a las nuevas generaciones, para que entre todos podamos conservar el Estado del Bienestar al que hemos llegado después de mucho esfuerzo», asevera. En relación a Pedro Sánchez, el marqués expone que se trata de una persona con una visión «muy cortoplacista». «No tiene ningún aval suficiente del pueblo español para poder sacarnos de un camino que nos ha costado mucho recorrer y que es clave para nosotros».
Insiste en que coincide con las palabras de Felipe González y también de Alfonso Guerra, quien también cargó esta semana contra la figura del relator que planteó Sánchez a los independentistas. «Los que han negociado esto del relator... ¿Con qué país equiparan a España? ¿Con Yemen del sur? ¿Con Burkina Faso?», dijo Guerra. «Estoy de acuerdo con él y también con el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y con el de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, de igual modo que lo hago con los líderes de Ciudadanos, del Partido Popular y de Vox. Respeto a todos aquellos que respeten la Constitución», sentencia.
Pero las críticas hacia Sánchez no sólo vienen desde el mundo empresarial, artístico o económico, también desde el periodismo. Cristina López Schlichting es tajante: «El presidente ha traspasado una línea roja que la gran mayoría de los españoles trazó con motivo de los sucesos de octubre de 2017. Porque el independentismo se arrogó los derechos de la soberanía nacional y en aquel momento los ciudadanos pusieron de manifiesto en particular con las movilizaciones en las calles de Barcelona que eso no iban a consentirlo», dice la periodista.
Según argumenta, aquellos «fueron meses muy dolorosos, también los de la difícil aplicación del 155 con iniciativas que no se habían dado a lo largo de la historia de nuestra joven democracia. Conscientes de que la gravedad del momento era de la magnitud del 23-F. Por lo tanto, poner en duda esa línea trazada constituye en sí un gravísimo desafío a la Constitución y a la ciudadanía».
La gota que colmó el vaso
Aunque para ella, lo más alarmante ha sido la figura del relator «porque ha sido la culminación del proceso, porque cuando se produce la moción de censura y Sánchez se hace con el poder lo hace de una forma temporal muy claramente definida y que en estos momentos esté forzando sin pasar por las urnas la voluntad de la nación con el fin de sacar adelante unos presupuestos que, con ser una ley importante no tiene la magnitud del texto constitucional, constituye un agravio», afirma.
López matiza que la circunstancia concreta del establecimiento del relator y de la mesa bilateral «es la gota que colma el vaso de una percepción pública de que está dispuesto a cualquier cosa para permanecer personalmente en el poder. Es una reedición de lo que pasó en Barcelona que pondrá de relieve el disgusto de la ciudadanía», dice.
Ella lo tiene claro, mañana estará presente en la manifestación, «pero lo haré de una manera peculiar porque estoy en antena a esa hora en Cope emitiendo, pero vamos a prestar especial atención al evento y a sus protagonistas y tendremos con nosotros a los políticos y a la gente para escucharlos. Si no se diese esta circunstancia estaría en las calles y tengo que decir que no confío en que esto mueva la voluntad del presidente», lamenta. Aun así, anima a los ciudadanos a que acudan a la cita, porque «no podemos permanecer con los brazos cruzados, más allá de la manifestación esto es una cuestión de respeto a nuestra Constitución, a nuestra historia y la afirmación de que la soberanía nacional está en toda España», concluye.
Quién sí podrá acudir a la plaza de Colón es el ganadero de Jandilla Borja Domecq y tiene claros sus motivos: «Si hay una persona a cargo como presidente del Gobierno y pone en riesgo la unidad de España es algo muy grave. Pone entre la espada y la pared a la Justicia. Son dos circunstancias muy graves y pone en duda también la Constitución. Hay que salir a la calle pacíficamente como sociedad civil para decirle que hasta aquí hemos llegado. Es la manera de hacer presión la ciudadanía para que Pedro Sánchez presente su dimisión y haya unas nuevas elecciones», dice.
Los movimientos del presidente, desde su punto de vista, han puesto en juego «los principales valores de convivencia de una nación y eso es como para pensárselo. Creo que hay una multitud que no está de acuerdo y saldrá a la calle a decírselo».
Sánchez llegó a la Moncloa gracias a una moción de censura para desalojar del poder a Mariano Rajoy y prometió que lo haría para convocar elecciones y que los ciudadanos eligieran un nuevo mandatario, pero una vez asentado en el despachó decidió dilatar la convocatoria de unos nuevos comicios y esto es algo que el filósofo Fernando Savater no tolera. «Hay que manifestarse para pedir elecciones ya, lo que Sánchez prometió y no ha cumplido. Y es urgente porque el presiente está debilitando seriamente las instituciones con sus cambios constantes de criterio y sus evidentes concesiones al separatismo catalán», dice a este diario.
Para él, «la figura del relator es la última de esas cesiones simbólicas y una de las más graves: los que quieran saber que es un relator, que nos pregunten a los vascos, porque aquí los hemos tenido en abundancia a sueldo de Batasuna y en connivencia con el espacio y el entorno etarra», explica como buen conocedor de la violencia de ETA que el País Vasco y España tuvo que padecer durante décadas. «No es en absoluto una figura neutral, ni siquiera ambigua sino un claro agravio a las instituciones que garantizan el normal funcionamiento de nuestra ciudadanía», concluye. Motivos más que suficientes para alentar un movimiento popular que hoy sin duda marcará un antes y un después en la «era Sánchez».
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