
Familia
Una experta en educación emocional explica cómo evitar que los niños sufran durante el divorcio
Una separación puede ser traumática pero, si los padres hacen las cosas bien, los niños se adaptan a la nueva situación en poco tiempo

Tomar la decisión de divorciarse es una situación complicada para cualquier pareja, especialmente cuando hay niños de por medio. Es crucial entender que el divorcio trae consigo cambios y retos para todos los que forman parte de la familia, pero los hijos son los más susceptibles y, por lo tanto, los que más pueden verse afectados. Por ello, muchas parejas se preguntan durante el proceso de separación si es posible minimizar el sufrimiento de los niños.
Existen diferentes tipos de separaciones y divorcios: amistosos, de mutuo acuerdo, conflictivos... Pero al margen del plano adulto, es fundamental considerar cómo impacta esta situación en los hijos de la pareja y qué se puede hacer para ayudarles a sobrellevarla de la mejor manera posible.
¿Cómo puede afectar el divorcio a los hijos?
Varios estudios revelan que el divorcio puede afectar considerablemente al bienestar emocional, social y académico de los hijos, especialmente cuando la separación es conflictiva. En este tipo de divorcios es frecuente que las disputas interparentales se mantengan durante años, permaneciendo los integrantes de la familia en una situación traumática durante un considerable espacio de tiempo.
Es fundamental señalar que el divorcio o la separación de una pareja no es un hecho aislado, sino un proceso que implica varias etapas: el antes, el durante y el después de tomar la decisión. Por eso, es necesario tener en cuenta toda la situación para evaluar sus efectos y las posibles consecuencias en los hijos.
Además, es importante entender el contexto y la manera en que se lleva a cabo la separación. Por ejemplo, muchos niños pueden sentirse abandonados o experimentar una sensación de pérdida cuando uno de los padres se muda, mientras que aquellos que viven en un entorno de violencia doméstica pueden sentir alivio al momento de la separación.
Rocío López de la Chica, experta en Educación Emocional y coautora junto con Miguel Ángel Corrales, del libro Separada (Ed. Destino), señala que los niños pasan por su propio proceso. “Al principio se sienten inseguros; la estructura familiar ejerce de sostén y si esta desaparece, sienten incertidumbre y miedo, pero se puede paliar con información concreta adaptada a la edad y comprensión del menor” resalta.
Consecuencias del divorcio en los hijos
Las consecuencias más frecuentes que se observan en los niños durante o después del divorcio de los padres son:
- Sentimiento de tristeza, culpa o confusión.
- Problemas de autoestima e identidad.
- Dificultad para adaptarse a los cambios, como mudarse a una nueva casa o asistir a una nueva escuela.
- Bajo rendimiento en el colegio, en lo social o en su comportamiento.
- Síntomas de depresión o ansiedad.
- Problemas de salud física o mental.
- Conflictos de lealtad entre ambos padres.
También suelen sentir enfado. “Cuando no saben ponerle nombre a lo que sienten, muestran y tienen conductas de este tipo porque no saben gestionar esos sentimientos”, apunta. Después, más avanzado el proceso, los hijos pueden experimentarañoranza, por echar de menos algunos hábitos, rutinas o la compañía del otro progenitor.
¿Cómo evitar que los niños sufran durante el divorcio?
Hay muchas pautas que se pueden seguir para sostener a los hijos tras un divorcio. En el libro se recogen con ejemplos concretos y estos son algunos de los más importantes:
- No exigirse ser perfectos como padres. “La separación es un paréntesis en la vida de la familia y cuenta mucho lo que se sembró antes y lo que se sembrará después. No hay que mantener una exigencia exagerada, sino realismo y compasión”.
- Buscar apoyo. Ya sea en familiares, amigos o en profesionales que puedan ayudar.
- Validar lo que sienten los hijos. “No está mal que sientan ni que expresen dolor, enfado o tristeza. La expresión libera y los padres no deben tomar como algo personal lo que están sintiendo sus hijos”.
- No proyectar sobre los hijos las propias emociones. Si alguno de los progenitores piensa que el divorcio es lo peor que le puede pasar a sus hijos y que es algo dañino, estará proyectando sobre sus hijos esta emoción. “Hay que poner perspectiva, entender la separación y saber que se está ante otra etapa”.
- Acompañarles afectivamente. Los hijos necesitan sentirse muy acompañados en este proceso, desde la presencia, y muchas veces desde el silencio. “También deben saber que se les ama muchísimo”.
- No hacerlos elegir. Los hijos no deberían sentir que han de elegir entre sus dos progenitores. De hecho, es muy habitual que exista este conflicto de lealtades. “Tienen que saber que el otro progenitor con el que no están disfruta si ellos están bien”.
- Fijar límites claros. “Los límites deben ser innegociables e inamovibles en cada casa. De lo contrario, esa arbitrariedad no es buena para los hijos”. Puede que en cada hogar se decidan normas diferentes, pero se ha de ser consecuente en cada uno con ellas. Además, “los límites son contención para los hijos, no vale decir que para un rato que está conmigo no hay normas”.
Rocío López de la Chica recalca la necesidad de que, tras la separación, las decisiones referentes a los hijos se tomen con tiempo y no “en pleno revuelo emocional. Primero hay que hacer el duelo y luego tomar las decisiones con serenidad”, aconseja.
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