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Marco Zagal: ‘La educación tiene que ser una herramienta para aportar seres humanos con conciencia’

El experto en educación Montessori hace un repaso y reflexión sobre las carencias de la educación conductista

Marco Zagal: ‘La educación tiene que ser una herramienta para aportar seres humanos con conciencia’
Marco Zagal: ‘La educación tiene que ser una herramienta para aportar seres humanos con conciencia’larazon

Chileno afincado en España (Barcelona), casado y padre de 4 hijos, Marco Zagal es un entusiasta la educación, concretamente de la Pedagogía Montessori. Es el CEO del prestigioso Instituto Montessori Canela, donde, entre otras cosas, se imparte formación del profesorado y profesionales vinculados a la educación tanto formal como no formal y acompañamiento a familias.

Chileno afincado en España (Barcelona), padre de 4 hijos, Marco Zagal es un entusiasta de la educación, concretamente de la Pedagogía Montessori. Es el fundador y CEO del prestigioso Instituto Internacional Montessori Canela, donde, entre otras cosas, se imparte formación del profesorado y profesionales vinculados a la educación tanto formal como no formal y acompañamiento a familias. Forman parte de la Organización Montessori Internacional y trabajan en red con diferentes proyectos educativos alrededor del mundo. Llegó a España a investigar la relación entre neurociencia y la educación Montessori desarrollando un modelo de formación del profesorado que vincula, neurociencia, desarrollo humano y dicha pedadogía, lo que los convierte en pioneros y únicos ya que nadie más lo está haciendo. Su método está basado sobre todo en la experiencia y la evidencia científica.

-¿Qué sentido tiene en el siglo XXI aplicar una teoría que nació hace 100 años? ¿En qué fue novedosa con respecto a su época y ahora?

-Lo cierto es que la educación Montessori no nace de una teoría, es precisamente la riqueza experiencial, basada en la observación del niño, lo que le da un valor incalculable en estos tiempos. Precisamente todo lo que sabemos de educación formal (y que se enseña en las universidades) ha nacido de principios teóricos poco explorados en la práctica cotidiana con el niño. En cambio, la educación Montessori se basa en un estudio riguroso y exhaustivo de las necesidades que tiene el alumno para aprender.


A mí me llama la atención que este hecho no sea tan destacado en la literatura científica contemporánea. La doctora Montessori indagó en tres continentes durante más de 40 años el comportamiento y las necesidades que tiene el menor por construirse como ser humano, ni siquiera para construirse como un ser inteligente. Fue más allá, exploró las distintas dimensiones del ser humano para aportar a una sociedad pacífica, a la construcción del ser humano feliz, con un profundo nivel de autoconocimiento. Esto es muy coherente con los planteamientos de Claudio Naranjo, lamentablemente fallecido hace pocos días y que dan cuenta de la importancia de la educación para cambiar el mundo. Es aquí donde cobra muchísimo valor la visión holística e integradora del ser humano en los tiempos actuales.

-¿Qué podemos entender por educación según esto?


-Todo lo que acabo de decir es relevante a la hora de plantearnos qué entendemos por educación. Una educación centrada en contenidos curriculares, o una educación centrada en el niño, en entregarle herramientas para que aporte a una sociedad desde la cooperación, la compasión, la solidaridad, el compañerismo, la empatía, el esfuerzo, la tolerancia a la frustración y a la dificultad.

-¿Qué principales diferencias encontramos entre Montessori y la educación más tradicional?


Si hiciéramos un paralelo entre ambas o una educación centrada en el niño, veríamos claramente una diferencia importante en que la primera, basada básicamente en planteamientos de la psicología conductista, plantea el aprendizaje como un mero proceso estímulo respuesta, en donde el alumno es un agente pasivo y el adulto es el experto y responsable de decidir si sabe o no algo, con el consiguiente impacto en un valor numérico (la nota) que viene a decirle al niño lo que vale en la sociedad, cuestión muchas veces respaldada por la propia familia.

La problemática actual de sostenibilidad de la vida del ser humano en la tierra hacen más necesario que nunca ver la educación como una herramienta para aportar seres humanos con una visión y conciencia del entorno que, durante el siglo XX lamentablemente el sistema no ofrecido. A veces cuando leemos en las noticias el acelerado proceso de destrucción del planeta pareciera que estamos frente a una película de ciencia ficción. Se nos habla que en menos de 100 años tenemos que conseguir otro planeta donde vivir y que en el 2030, si no hacemos algo con el calentamiento global, nuestro planeta entra en un proceso irreversible.


Todas estas son problemáticas de alguna forma heredada por un sistema educativo centrado en la acumulación de conocimientos que perdió de perspectiva el contexto y el entorno natural en que ese conocimiento se construye. Hoy una educación centrada en el ser humano tiene la oportunidad de participar y promover los cambios que necesita la sociedad actual para mantener la vida en el planeta y construir una sociedad que realmente responda a una forma de vida en armonía con la naturaleza y el bien común.

-Los niños vienen con el deseo de aprender. ¿En qué momento lo pierden por nuestra culpa? ¿Qué podemos hacer para mantener su interés?

-Uno de los primeros errores es concebir la sala de clases como un mero espacio de recepción de contenidos y, además, contenidos estrictamente curriculares. Desde una visión centrada en el ser humano, como es la educación Montessori, un elemento esencial es comprender que la sala de clases es una prolongación del hogar, donde hay aspectos psíquicos, intangibles, que son tan esenciales como la infraestructura en la que se desarrolla el acto mismo de educar. Es importante mirar la sala de clases y la escuela como un ecosistema biológico, como un ambiente preparado que ofrece todas las condiciones para que ese ser humano se desarrolle en óptimas condiciones.

Todos los seres humanos hemos vivido en un ambiente preparado, el vientre materno. El vientre materno es un espacio que ofrece condiciones perfectas para el desarrollo de la vida. Es un espacio que ofrece seguridad, calor, estímulos, movimiento, nutrientes, etc. Es decir, todos hemos experimentado condiciones perfectas para nuestro óptimo desarrollo si estas condiciones del útero materno las mantuviéramos a lo largo de la vida, también estaríamos facilitando el óptimo desarrollo del ser humano.

Entonces, cabe preguntarse, cuando llegamos a una escuela, a una sala de clases, ¿este nuevo espacio nos da seguridad?¿nos da nutrientes? ¿nos da calor? ¿nos da protección? ¿nos permite movernos? ¿nos permite satisfacer nuestras necesidades fisiológicas? Si observamos la presencia de estas características a lo largo de la vida escolar veremos que en general a mayor nivel educativo estas condiciones van disminuyendo. Y esto tiene un efecto muy concreto. Porque cada vez que se reducen estas condiciones biológicas básicas de supervivencia del ser humano estamos aumentando el nivel de estrés. El estrés es una respuesta biológica al entorno en que un ser humano se encuentra.

¿De dónde procede el desinterés por aprender?


En general tiene que ver con el nivel de estrés al que estamos sometiendo a los niños. Su cuerpo está respondiendo biológicamente frente agentes externos que considera tóxicos. La literatura científica se habla de estrés positivo y estrés tóxico. El estrés positivo es aquél en que el esfuerzo que tiene que hacer un niño para superar un obstáculo está en función de su capacidad, por tanto aquí hay un elemento que tiene que ver con la motivación intrínseca. En cambio, cuando a un niño se le somete a una presión superior a las capacidades que posee, lo estamos sometiendo a un estrés tóxico y su respuesta será evadirse y alejarse de ese elemento que le está generando ese sentimiento negativo. Es una respuesta biológica, no tiene que ver con que sean malos alumnos ni nada por el estilo, simplemente las condiciones a las que lo estamos sometiendo en una sala de clases en una escuela, muchas veces superan las capacidades que tiene para resolver un problema y es ahí donde cobra vital importancia observarlo.

-¿Qué tiene que hacer el sistema educativo para evita esto?

Es esencial que aprenda a observar las necesidades que tiene el niño por aprender más que los objetivos curriculares que debe cumplir. Sabemos, y hay bastante evidencia científica al respecto, que aprenden de diferente manera, a diferentes ritmos, que existen periodos sensibles en los que está más predispuesto a un aprendizaje que otro y estos son elementos que en la práctica de aula, la escuela, los profesores deben tener en cuenta a la hora de diseñar estrategias didácticas de aprendizaje.

-¿Por qué la escuela española no termina de tener un sistema de educación tan sólido como otros. ¿Qué se podría importar de la pedagogía Montessori?

-Este no es un problema solo de España, veo que es un problema más global. Aquí también hay un factor cultural importante tener en cuenta. Si no, tan solo copiando lo que se hace en Finlandia, ya resolveríamos los problemas educativos o también transformando todas las escuelas en Montessori podríamos sugerir que el problema está resuelto. Pero no es así. Ni Finlandia ni la educación Montessori tienen la respuesta a todos los problemas del sistema educativo actual. Si recordamos el documental La educación prohibida, que ha sido vista por millones de personas, ahí se plantea el sistema educativo actual, obedece a una visión prusiana o militar izada de la escuela, y ese es un factor que aun, lamentablemente, está presente en muchas escuelas. Afortunadamente desde hace un par de años observamos en España que muchas escuelas públicas están cambiando su práctica de aula, hacia una mirada más centrada en el niño, cambiando sus aulas de clase por ambientes preparados para el aprendizaje sacando los deberes escolares, eliminando la nota, incorporando a las familias en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Aquí no hay una receta mágica, sin duda la educación de niños y niñas es una responsabilidad social de todos los estamentos que conforman la sociedad. Toda la familia es un pilar importante y la escuela, como ayudante del proceso de educación del niño, no es la principal responsable. Hay una responsabilidad cultural de atribuir a la escuela la responsabilidad de educar a la población. Familia y escuela deben ir de la mano en la construcción de un nuevo ser, en el acompañamiento social, emocional y cognitivo de sus hijos. Es necesario que exista una relación muy estrecha y para ellos también implica educar a la familia, es un factor elemental a tener en cuenta en los próximos años para cualquier transformación educativa.

-¿Cómo se educan los sentimientos, las emociones?

-El factor emocional es un elemento vertebrador del aprendizaje de niños y jóvenes. Hoy sabemos con todas las investigaciones que hay en este ámbito que el afecto es esencial para el aprendizaje. La valoración del error como herramienta de aprendizaje, la empatía, la solidaridad, el aprender a expresar y comunicar lo que uno siente, son elementos que están cada día más presente en las escuelas en general, sobre todo aquellas pioneras que están cambiando radicalmente la forma de gestionar los aprendizajes en el aula. Hay un movimiento importante en Cataluña de escuelas públicas que están cambiando su práctica de aula hacia la creación de espacios de aprendizaje, que respondan a las necesidades que tiene el niño por explorar, moverse, equivocarse, curiosidad, en definitiva aprender a convivir en distintos contextos.

-Usted es latinoamericano (chileno). ¿Ve usted muchas diferencias en la educación con respecto a España, Europa?

-Lo que admiro de América latina son la cantidad de profesores que trabajan en condiciones inimaginables, con frío, con goteras en el techo, con suelo de tierra, caminando horas para llegar a su lugar de trabajo y ofrecerles a niños de comunidades rurales, comunidades muy pobres, comunidades indígenas, una oportunidad para aprender. Esperarlos con una chimenea encendida, con algo calentito para beber o comer, y hacerlos sentir bien mientras estén en esa escuela son cuestiones que no he visto aquí en Europa. Las condiciones laborales y económicas en que miles de profesores se desempeñan en América Latina están muy lejos de las condiciones que existen en los países desarrollados. Sin embargo, ves que a pesar de estas condiciones, maestros y maestras tratan con tanto cariño y cuidan tanto a esos niños, que son muchas veces la principal motivación para seguir estudiando. El cariño que reciben de sus maestros. En general creo los gobiernos de América latina están en deuda con el profesorado porque son una pieza clave en la construcción de la sociedad históricamente infravalorados. Los profesores dan muchísimo más de lo que el estado les ofrece y sin duda para todos esos profesores ver que sus niños lograron hacer algo en la vida, ver su sonrisa cuándo aprenden algo es una satisfacción muy grande también una motivación, a pesar de las condiciones en que trabajan para seguir adelante con su profesión. En general, desde mi experiencia en distintos países, el profesor latinoamericano es el profesor más Quijote de la Mancha que he conocido, se siente capaz de luchar contra los molinos que vengan de distintas adversidades del día a día.