Embarazo

¿En qué consiste la maniobra de Hamilton durante el embarazo?

Riesgos y beneficios de esta técnica empleada ampliamente para inducir el parto natural

Riesgo cardiológico tras el parto
La maniobra de Hamilton suele ser efectiva a las 24 horas DREAMSTIME DREAMSTIME

La maniobra de Hamilton es una de las técnicas de inducción del parto más empleadas a nivel mundial. Considerada una opción más natural en comparación con la administración de medicamentos, esta técnica sigue siendo un método invasivo que ha generado cierta polémica. A continuación, te explicamos en detalle en qué consiste la maniobra de Hamilton, cuándo se recomienda su aplicación, y cuáles son los riesgos asociados, para que puedas tomar una decisión informada.

¿Qué es la maniobra de Hamilton?

Se trata de un procedimiento mecánico diseñado para estimular el útero, promoviendo la liberación natural de prostaglandinas.Estas hormonas preparan el cuello uterino para el parto, facilitando su dilatación. El procedimiento consiste en la separación manual de las membranas amnióticas de las paredes del útero. Este proceso, realizado a través de un tacto vaginal por un ginecólogo o matrona, implica la inserción del dedo índice en el canal uterino, seguido de movimientos circulares suaves para desprender las membranas. Es una intervención ambulatoria, rápida y no requiere preparación previa.

¿Cuándo se recomienda?

Esta técnica se sugiere cuando es necesario inducir el parto por razones médicas que podrían afectar a la madre o al bebé, como la diabetes mal controlada, preeclampsia, o insuficiencia placentaria. También se recomienda en mujeres que han alcanzado las 40 semanas de gestación sin señales de contracciones.

Es importante que la maniobra se realice después de la semana 39 de gestación, cuando el bebé está completamente formado. Además, se requiere que la bolsa amniótica esté intacta y que el cuello uterino esté blando y dilatado al menos un centímetro. Para evaluar la madurez cervical y aumentar las probabilidades de éxito, se sugiere realizar previamente el *test de Bishop*, una herramienta que ayuda a valorar la viabilidad del parto.

Si la maniobra de Hamilton es efectiva, el parto suele iniciarse entre 24 y 48 horas después del procedimiento. Sin embargo, esto varía según el estado de madurez cervical. En algunos casos, la técnica puede no ser efectiva, lo que podría llevar a una segunda maniobra o a una inducción farmacológica.

Riesgos asociados a la maniobra de Hamilton

Como todo procedimiento médico, la maniobra de Hamilton conlleva ciertos riesgos. El más común es un ligero sangrado debido a la rotura de capilares sanguíneos en el cuello uterino. Otros riesgos incluyen:

- Rotura prematura de la bolsa amniótica y pérdida de líquido amniótico.

- Riesgo de infección tras romperse la barrera protectora del bebé.

- Contracciones excesivas, intensas y dolorosas.

- Expulsión temprana del tapón mucoso.

- Desprendimiento parcial de la placenta.

El procedimiento puede ser molesto, con incomodidad o dolor leve a moderado que podría durar varias horas después de la intervención.

¿Cuándo se desaconseja recurrir a él?

No se recomienda realizar la maniobra de Hamilton en embarazos que cursan con normalidad y que no han superado las 40 semanas. Tampoco es aconsejable si el cuello uterino no ha comenzado a dilatarse, está demasiado rígido o en una posición alta. Adicionalmente, no debe realizarse en casos de placenta previa o inserción baja, sangrado vaginal activo, puntuaciones bajas en el test de Bishop, o antecedentes de cirugías uterinas complicadas.

La maniobra de Hamilton, aunque no es muy complicada, requiere el consentimiento informado de la mujer. Según la legislación vigente sobre autonomía del paciente, la gestante debe ser plenamente informada sobre el procedimiento, sus riesgos, consecuencias de no realizarlo, y las alternativas disponibles. Solo después de recibir esta información, la mujer puede otorgar su consentimiento, ya sea de manera oral o escrita.

En definitiva, se trata de una técnica ampliamente utilizada para inducir el parto de manera natural, pero no está exenta de riesgos. Es fundamental que la gestante esté bien informada y que la decisión de realizar la maniobra se tome de manera conjunta con su médico, considerando todas las opciones disponibles.