Salud

Por qué salir a andar a partir de los 60 no es la mejor de la ideas

Aunque caminar tiene muchos beneficios, existen razones por las cuales hacerlo a partir de esta edad no sería la opción más ideal en ciertos casos

Ya se puede pasear o hacer deporte respetando horario y distancia
Deportistas y paseantes hoy domingo en un parque burgalés. Desde este domingo, las personas mayores de 14 años pueden ir a pasear y hacer deporte individual, respetando unos horarios y la distancia de seguridad, unas salidas que se suman a los paseos de los niños que comenzaron a estar permitidos el pasado domingo tras semanas de confinamiento por el coronavirus. EFE/Santi OteroSanti OteroAgencia EFE

A medida que envejecemos, la actividad física sigue siendo crucial para mantener una buena salud, pero algunas formas de ejercicio, como caminar, podrían no ser las más adecuadas para todos. Aunque caminar tiene muchos beneficios, como mejorar la circulación, la salud cardiovascular y la resistencia, existen razones por las cuales salir a andar a partir de los 60 años podría no ser la opción más ideal en ciertos casos.

Según nos vamos haciendo mayores también nuestras articulaciones y huesos sufren desgaste natural. Las rodillas, tobillos y caderas pueden verse especialmente afectadas por la osteoartritis, una condición común en personas mayores que causa dolor y rigidez en las articulaciones. Caminar largas distancias o por terrenos irregulares puede agravar estas condiciones, aumentando el riesgo de lesiones y empeorando los síntomas.

Que esta densidad ósea disminuya con la edad hace que el riesgo de fracturas ante una caída aumente. Salir a andar por superficies resbaladizas o en mal estado puede ser peligroso, ya que las personas mayores tienen menor estabilidad y reflejos más lentos. Una caída, aunque sea leve, puede causar lesiones graves como fracturas de cadera, que son complicaciones muy comunes entre las personas mayores.

Aunque caminar puede mejorar la salud del corazón, no todas las personas mayores están en condiciones óptimas para realizar ejercicio aeróbico de manera regular. Las personas con enfermedades cardiovasculares, como hipertensión o problemas cardíacos, deben tener precaución al aumentar su nivel de actividad física. Caminar a un ritmo rápido o en pendientes puede aumentar el esfuerzo del corazón, lo que podría ser riesgoso si no se tiene la supervisión médica adecuada.

No todas las personas mayores tienen la misma capacidad física. Las limitaciones de movilidad debidas a enfermedades como la artritis, el parkinson u otras condiciones degenerativas pueden hacer que caminar se vuelva un reto más que una solución. Si estas personas se esfuerzan más allá de sus límites, pueden experimentar dolores crónicos, fatiga extrema o incluso lesiones.

Algunas alternativas más seguras

Si caminar no es ideal para todas las personas mayores, ¿qué alternativas existen? Ejercicios de bajo impacto, como el yoga, la natación o el ciclismo estático, pueden ser más recomendables. Estas actividades ofrecen beneficios cardiovasculares sin ejercer demasiada presión en las articulaciones. Además, algunas de estas alternativas pueden practicarse en ambientes controlados, como en casa o en gimnasios, lo que reduce el riesgo de caídas.

Antes de comenzar cualquier rutina de ejercicio, es fundamental que las personas mayores consulten con su médico. Un profesional de la salud puede evaluar el estado físico y recomendar el tipo de ejercicio más adecuado según sus necesidades. En algunos casos, es posible que se necesite la guía de un fisioterapeuta o un entrenador personal especializado en adultos mayores, para evitar riesgos innecesarios.

Aunque caminar puede ser una forma efectiva de mantenerse activo, no siempre es la mejor opción para las personas mayores de 60 años. Los problemas articulares, el riesgo de caídas y las limitaciones físicas pueden convertir esta actividad aparentemente inofensiva en un desafío. Es importante evaluar cada caso de manera individual, buscando alternativas más seguras y siempre bajo la supervisión médica adecuada para evitar complicaciones. En resumen, mantenerse activo es crucial, pero encontrar la forma correcta de hacerlo lo es aún más.

Este enfoque cuidadoso garantizará una mejor calidad de vida en la tercera edad, minimizando riesgos y maximizando los beneficios para la salud.