Estudio
La respiración nasal deja una huella única que podría reflejar la salud emocional de tus hijos
Investigadores descubren que el patrón de respiración nasal es tan único como una huella dactilar y podría predecir ansiedad, bienestar físico y más en niños y adultos
¿Sabías que la forma en que respira tu hijo por la nariz podría revelar mucho más de lo que imaginas? Un estudio reciente ha demostrado que cada persona tiene una “firma respiratoria” nasal única, tan constante como una huella dactilar. Esta señal no solo identifica a cada individuo, sino que también podría predecir aspectos clave de su salud mental y física.
La investigación, publicada en la revista Current Biology, fue dirigida por los científicos Timna Soroka y Noam Sobel, del Departamento de Ciencias del Cerebro del Instituto Weizmann, en Israel. Aunque el estudio se centró en adultos jóvenes, sus hallazgos abren una interesante puerta para entender mejor la salud emocional y física de los niños.
Un patrón de respiración que se mantiene estable en el tiempo
El equipo científico analizó la respiración nasal de 100 adultos durante 24 horas ininterrumpidas. Utilizaron un pequeño dispositivo llamado Nasal Holter, capaz de registrar el flujo de aire por cada fosa nasal segundo a segundo. Los datos recogidos fueron procesados con algoritmos de inteligencia artificial, revelando que cada persona presenta un patrón respiratorio nasal único y persistente en el tiempo.
Incluso meses después, los investigadores fueron capaces de identificar a las personas con una precisión del 95%, únicamente analizando su manera de respirar.
Lo que la respiración puede decir sobre la salud emocional y física
Más allá de la identificación personal, el estudio investigó si este patrón respiratorio podía aportar información sobre la salud de los participantes. Los resultados fueron sorprendentes: la huella respiratoria nasal se correlacionó con indicadores como el índice de masa corporal (IMC), niveles de ansiedad y depresión, e incluso rasgos del espectro autista, en personas sin diagnósticos clínicos.
Por ejemplo, quienes presentaban mayor ansiedad tendían a respirar de forma más irregular durante el sueño, mientras que los participantes con signos de depresión mostraban pausas más largas tras exhalar. También se detectó una conexión entre la respiración nasal y el IMC, lo que podría tener implicaciones para el monitoreo de la salud metabólica.
¿Cómo puede aplicarse este hallazgo en la infancia?
Aunque el estudio se realizó en adultos, los científicos consideran que estos patrones respiratorios comienzan a establecerse en la infancia, cuando el sistema nervioso autónomo se está desarrollando. Esto sugiere que la respiración podría ser una herramienta no invasiva y muy útil para detectar cambios sutiles en el estado emocional de los niños, especialmente en edades en las que aún no pueden expresar verbalmente lo que sienten.
En casa, muchos padres ya notan cómo la respiración se relaciona con las emociones: al enseñar a los niños a calmarse respirando hondo, o al percibir sus suspiros, jadeos o pausas. Este estudio aporta evidencia científica a esa intuición y plantea un posible futuro donde la respiración sea una vía para acompañar el bienestar infantil, tanto en el hogar como en entornos escolares o clínicos.
La posibilidad de que la respiración nasal deje una huella constante, y que esa huella refleje estados emocionales, abre la puerta a nuevas formas de monitorear la salud infantil. A medida que la tecnología avanza, dispositivos portátiles o apps podrían ayudarnos a entender mejor el mundo interno de nuestros hijos, usando algo tan natural y cotidiano como su forma de respirar.