Así es uno de los puentes colgantes más bonitos de Galicia

Para quienes buscan planes distintos en plena naturaleza gallega, existe un rincón que no deja indiferente a nadie. A pocos kilómetros de Pontevedra, en el corazón del valle del Lérez, el puente colgante de Calvelo es una de las estructuras más singulares del paisaje fluvial gallego.

Con 30 metros de largo y suspendido a más de 15 metros de altura sobre el río, este paso de madera y acero conecta las parroquias de Xeve (Pontevedra) y Tenorio (Cerdedo-Cotobade).

Para llegar al puente basta con desviarse en el kilómetro 85 de la carretera N-541 y seguir un corto trayecto de 800 metros hasta un aparcamiento próximo. Desde allí, un sendero acondicionado con una pasarela de madera lleva directamente hasta el puente, que se ha convertido en uno de los pocos pasos que cruzan el encajonado valle del Lérez.

Toda la zona forma parte de la Red Natura 2000, un espacio protegido que preserva la biodiversidad de este ecosistema.

El puente, de diseño moderno y propiedad municipal, está construido con una plataforma de tablones de madera sostenida por gruesos cables de acero que se anclan a sendas estructuras de obra en cada extremo. Desde su centro, se puede contemplar una panorámica espectacular de la ribera del Lérez, salpicada de vegetación multicolor y de elementos etnográficos únicos.

Uno de los mayores atractivos del lugar es el antiguo molino de agua que se encuentra justo bajo el puente. Con su techumbre de piedra a dos aguas y su mecanismo aún visible, ofrece una ventana al pasado agrícola e industrial de la zona.

A apenas 500 metros se encuentra la playa fluvial de Calvelo, también conocida como Praia do Canal.

Desde que en 2013 se acondicionó el acceso con una nueva pasarela, el puente colgante de Calvelo se ha convertido en una referencia del turismo de naturaleza en la provincia pontevedresa.