
Turismo y naturaleza
Esta es la enigmática isla de Galicia en la que puedes dormir rodeado por el mar
Durante más de un siglo, fue territorio exclusivo de fareros y temporales; hoy acoge a viajeros dispuestos a escuchar cómo las olas vencen a las tinieblas de la noche

Frente a la boca de la ría de Ribadeo, el Cantábrico golpea sin descanso la costa de Lugo. Allí emerge un islote cubierto de verde y salitre: la Isla Pancha. Durante más de un siglo, su faro sirvió de guía a los navegantes, guiándolos a buen puerto con un parpadeo constante. Hoy, ese mismo faro es uno de los rincones más singulares de Galicia: un alojamiento turístico donde es posible dormir rodeado por el mar en pleno Atlántico.
El primer faro de Isla Pancha se encendió en 1860. Una estructura sobria, de base cuadrada y torre central, que lanzaba una luz roja fija con alcance de nueve millas náuticas. Durante décadas, los fareros vivieron en la isla, encargándose del mecanismo y resistiendo temporales, aislados pero atentos.
A finales del siglo XX, la automatización llegó también aquí. En 1983 se levantó una nueva torre de hormigón, blanca con franjas negras, que asumió la señal marítima con un haz más potente. El viejo faro quedó en silencio. Y la isla, cerrada al público desde entonces, se sumió en un prolongado letargo.
De faro a refugio exclusivo
Pero el silencio, como siempre, no fue eterno. En 2017, el antiguo edificio volvió a abrir sus puertas, esta vez con una función distinta: alojar a viajeros en busca de experiencias únicas. La rehabilitación conservó su esencia, adaptando los interiores con mimo. Así nacieron dos apartamentos turísticos, perfectamente integrados en la antigua casa del farero.
Cada uno de ellos cuenta con dormitorio doble, cocina equipada, salón con sofá cama y baño completo. Se ha conservado la escalera original de caracol que sube hasta la linterna del faro, hoy sin uso, pero aún cargada de historia. Fuera, un pequeño jardín permite sentarse frente al mar y dejar que la vista alcance el horizonte.
Dormir aquí es más que hacer noche: es sentir el viento en las ventanas, escuchar cómo las olas vencen a las tinieblas de la noche, y despertarse con los primeros rayos sobre el agua. El entorno es íntimo, casi mágico, y el tiempo discurre con otro ritmo. En días de calma, la isla es paz. Con temporal, un espectáculo salvaje desde el refugio seguro del faro.

Cómo llegar al fin de la tierra
Isla Pancha está a sólo dos kilómetros del centro de Ribadeo. Se puede llegar en coche hasta el aparcamiento junto al acceso o caminando por un sendero con vistas a la ría. El islote está unido a tierra por un puente de hormigón que, tras años cerrado, hoy vuelve a ser transitable.
A través de ese estrecho paso se accede a un diminuto universo. No hay multitudes. Apenas los dos faros, el murmullo del mar, la vegetación que cubre las laderas y un bar con terraza donde tomar algo. Aquí no hay prisas.
Reservas y datos prácticos
Las reservas se gestionan desde la web oficial del Faro Isla Pancha. Al haber sólo dos apartamentos, la disponibilidad es limitada y conviene planificar con antelación. Los precios varían entre unos 200 y 400 euros por noche, según temporada. El alojamiento incluye ropa de cama, cocina completa, WiFi, televisión y calefacción. No se admiten mascotas.
Aunque es posible visitar la isla de día, tras la retirada de las restricciones, únicamente quienes pernoctan en el faro tienen acceso a las estancias interiores. La experiencia es, por tanto, exclusiva.
El entorno natural acompaña. A un paso está el mirador de Santa Cruz, el paseo de la ría, y la famosa playa de As Catedrais. Pero muchos viajeros no quieren salir de la isla. A fin de cuenta, en Isla Pancha el mar es más que paisaje: es compañía, es voz, es parte del relato; una presencia constante y cautivadora.
Dormir en este faro gallego es revivir una historia de luz, viento y sal. Es un viaje en el tiempo, una tregua frente al ruido del mundo. Es, sencillamente, una noche distinta en un lugar que parecía sólo reservado para marineros.
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