Final de la Eurocopa
Joselu: la diáspora gallega en la final de Berlín
El hijo de ‘Virucha’ nació en Sttutgart pero se formó en Silleda (Pontevedra) y en el Celta antes de que el fútbol comenzase a mostrarle sus dos caras
“Sen o relato da diáspora, a historia de Galicia estaría mancada (herida, dañada)”. Estas palabras de Xosé Neira Vilas, una de las principales voces literarias de la emigración gallega, resumen una parte imprescindible del relato de nuestra tierra, aquel que comprende los trayectos personales, familiares y humanos de quienes un día tuvieron que partir, haciendo de ese tránsito un proceso esencial de la historia de Galicia.
Lo sabe bien, por ejemplo, Elvira Mato, ‘Virucha’, que, como tantos, como tantas, cambió Galicia por Alemania en busca de un futuro mejor. O lo que fuese. Lo cierto es que en ese viaje, como en todos, sucedieron cosas que sólo cobran sentido cuando uno une los puntos hacia atrás.
Entonces se comprende cómo un gallego puede nacer en Stuttgart pero sentirse de Silleda (Pontevedra); aprender a hablar en Alemania pero tener ese adorable acento que acompasa las palabras. Es el caso, por ejemplo, de José Luis Sanmartín Mato, un nombre que así, extendido, no dice demasiado. Todo cambia cuando uno apuesta por su apodo: Joselu.
Porque Joselu es aquel crío de padres emigrantes que ha conseguido cuadrar el círculo hasta abrirse un hueco entre la élite. Un relato más de la diáspora gallega. Pero qué relato.
De Sttutgart a Silleda
Joselu nació en Stuttgar el 27 de marzo de 1990, pero a los cuatro años, tras la separación, ‘Virucha’ retorna a Galicia con sus hijos, donde conoce a Ramón Vázquez. Muchos años después sería a Ramón -porque la paternidad suele entender más de presencia que de origen- a quien Joselu le dedicaría su histórico debut con la selección.
Esa noche, el niño de la diáspora gallega era ya un joven treintañero que firmó un debut inolvidable: saltó al campo en el minuto 81 y selló dos goles en el 84 y el 85. Al hacerlo besó la espinilla con la imagen de Ramón mirando al cielo. Otra vez cuadrando el círculo.
Como este pasado mes de mayo, cuando Joselu abría las puestas del manicomio en el Bernabéu en apenas dos minutos, los que van del 88 al 90, cazando dos balones de puro delantero centro que metían al Real Madrid en la final y tumbaban al Bayern.
El descarte de un verano cualquiera de José Mourinho, el chico por el que se habían peleado cuando estaba en la cantera del Celta los dos gigantes del fútbol nacional, el niño madridista que fue a París en la decimocuarta como un aficionado más, encontraba la llave para desatar la locura en el coliseo blanco.
Porque en eso consiste, tal vez, la vida de Joselu. En cuadrar círculos. Como el pasado 5 de julio, cuando regresó a Stuttgart vestido de rojo para tratar de conseguir un imposible: contribuir a que España, por primera vez en su historia, tumbase a un anfitrión.
Allí, en Stuttgart, en su ciudad de nacimiento, Joselú había marcado muchos años antes su primer tanto en el fútbol alemán. Un triunfo del Hoffenheim a domicilio por 0-3 el 29 de septiembre de 2012.
“Mi madre iba a ese campo cuando iba a ver partidos del Stuttgart. Han vivido 22 años en una ciudad y un país en el que nos han tratado muy bien. Yo me fui muy temprano, pero lo he hablado con mi madre y con mi hermana y les vienen muchos recuerdos. Será especial, sobre todo para ellas”, indicaba Joselu antes del partido, que añadía: “Me volví a España muy pequeño y lo único que me transmitieron siempre mi madre y mi hermana fue el respeto del país y el orden”.
Carrera futbolística
Una vuelta en la que se hizo futbolista casi sin saberlo. Primero, en las categorías inferiores de la S.D. Silleda, club de la provincia de Pontevedra donde dio sus primeras patadas a un balón. Después, en el Celta, a donde llegó con apenas 13 años. Más tarde en el Real Madrid, reclutado por Ramón Martínez, paso previo a continuar cuadrando el círculo con su fichaje por el Hoffenheim.
Después vendrían el Eintracht de Frankfurt, el Hannover 96, y el Stoke City inglés, paso previo a una cesión al Deportivo y a la venta al Newcastle. Tras un buen año con las urracas, la llegada del delantero venezolano Rondón lo apartó de la titularidad, abriendo las puertas al regreso a España donde primero en el Alavés, y luego en el Espanyol, Joselu terminó de cuajar al tiempo que vivía la cara más amarga del fútbol: la del descenso.
El Madrid, aprovechando la coyuntura, buscó un perfil distinto y el resto ya es historia. Como la que quiere hacer este domingo Joselu, hijo de esa diáspora gallega y experto en cuadrar círculos. Quién sabe si hoy no hará lo propio con uno de esos goles salvadores. Si lo hace, todo el mundo se alegrará por este gallego universal, hijo de ‘Virucha’, que, tal vez, se bese la espinilla y mire al cielo. Ojalá.
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