Naturaleza

Reabre el puente colgante más transitado de uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa

Se reemplazaron tablero, barandillas y cordones de sustentación, además de pintarse y reforzase toda la infraestructura

Puente de Cal Grande.
Puente de Cal Grande. Turismo de Galicia

En el corazón de un bosque tan antiguo como el tiempo, en un lugar donde la luz se filtra con timidez entre helechos y alisos, se encuentra uno de los puentes colgantes con más encanto de Galicia. Es el de Cal Grande, pasarela suspendida sobre el río Eume que une dos orillas y dos mundos: el de la naturaleza y el de los que se atreven a adentrarse en ella.

Tras meses de trabajos minuciosos, el puente ha reabierto hoy al público completamente renovado. Para ello, la Xunta de Galicia ha invertido unos 115.000 euros en una actuación integral que ha supuesto el desmontado completo del tablero, barandillas y cordones de sustentación, que fueron sustituidos por piezas nuevas. También se procedió al pintado y refuerzo de toda la infraestructura, garantizando así la seguridad tanto de los visitantes como de los pescadores habituales de la zona.

Con esta reapertura, se mejora notablemente la accesibilidad del Camiño dos Encomendeiros, el sendero más frecuentado del Parque Natural Fragas do Eume. Este itinerario tiene en el puente de Cal Grande su punto de partida y es una de las rutas que mejor permite adentrarse en el alma del bosque.

La intervención completa las labores iniciadas en 2022, cuando se detectaron daños estructurales que obligaron a redactar un nuevo proyecto técnico. Además, la Xunta prevé abordar este mismo año una rehabilitación similar en el puente colgante de Fornelos, la otra gran pasarela del parque.

Ruta por un bosque encantado

El puente de Cal Grande marca el inicio de la mencionada ruta dos Encomendeiros, un camino que discurre por la margen del río Eume hasta el río Sesín y que culmina en el Monasterio de San Juan de Caaveiro, un cenobio medieval que parece flotar sobre la fraga.

El recorrido completo puede dividirse en tres tramos: desde Cal Grande hasta el puente de Fornelos -unos 3 km-, de Fornelos a Caaveiro -2,5 km, con un descenso que incluye cuerdas para facilitar el paso en zonas escarpadas- y, finalmente, la subida final hasta el monasterio.

El monasterio, con más de diez siglos de historia, ha sido objeto de varias restauraciones que permiten hoy visitar sus dependencias originales: la iglesia de Santa Isabel, la sacristía, las antiguas celdas y almacenes. El acceso se realiza por una escalera de piedra que conduce hasta una de las vistas más impactantes del parque.

El pulmón verde del Eume

Todo este recorrido se enmarca en uno de los espacios naturales más impresionantes de Galicia y del noroeste peninsular. Las Fragas do Eume, declaradas Parque Natural en 1997, abarcan más de 9.000 hectáreas repartidas entre los municipios de Cabanas, Pontedeume, A Capela, Monfero y As Pontes.

Se trata de uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa, un enclave mágico donde conviven más de 20 especies de helechos, 200 de líquenes y una exuberante comunidad de robles, fresnos, chopos y alisos. A veces, la vegetación es tan densa que apenas deja pasar la luz. Pero este bosque umbrío y secreto, como lo describen quienes lo conocen bien, es generoso en aguas, sombras y rincones imposibles.

Desde 2023, las Fragas cuentan con un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUX) que contempla una inversión de 8,5 millones de euros a lo largo de una década. El objetivo es garantizar la conservación de este ecosistema único y, al mismo tiempo, hacerlo accesible de forma sostenible a quienes buscan perderse -y encontrarse- en su interior.