
Trenes de Galicia
Rutas con alma y raíles o cómo descubrir Galicia en 13 viajes que huelen a mar, vino y camelia
De los acantilados del norte a los viñedos del sur, pasando por monasterios, pazos y jardines históricos, los trenes turísticos recorren la Comunidad hasta octubre

Hay viajes que no se miden en kilómetros, sino en recuerdos; en los que el traqueteo del tren acompasa la mirada, el paisaje se desliza como un poema y las estaciones no son paradas, sino promesas. Algo parecido puede suceder en Galicia, donde viajar en tren puede ofrecer una experiencia íntima, cercana a cualquier pedacito de tierra por vivir.
Esa es la filosofía que inspira los trenes turísticos de Galicia, una iniciativa conjunta de Renfe, Turismo de Galicia y el Instituto Ourensano de Desenvolvemento Económico (Inorde), que este 2025 suma 13 rutas, 33 salidas programadas hasta octubre y más de 2.500 plazas para descubrir la comunidad desde sus raíles.
Las propuestas, todas a un precio accesible de 45 euros para adultos y 20 euros para menores de 14, combinan trayectos en tren con visitas guiadas, catas, paseos en barco o experiencias teatralizadas, en una apuesta por un turismo cultural, sostenible y sensorial.
Este año, además, regresan tres itinerarios muy esperados que llevaban varias campañas suspendidos por obras: la Ribeira Sacra do Miño, la Ribeira Sacra do Sil y la Ruta Ribeira Sacra-Valdeorras.
Mar, faros y acantilados
Una de las rutas más atractivas es la Ruta dos Faros, que lleva al viajero hasta el extremo septentrional de la Península, donde Galicia se asoma al abismo: el cabo Ortegal, el mirador de Vixía Herbeira, los acantilados de Loiba y el místico santuario de Santo André de Teixido. Todo ello acompañado por visitas a Viveiro y vistas de las rías más salvajes de la comunidad.
En la otra cara de la moneda, más cálida y meridional, el viaje se convierte en copa: la Ruta del Vino Rías Baixas propone un recorrido entre viñedos, con visita al Pazo Baión, paseo por Cambados y desembarco en la isla de San Simón. La Ruta Ribeiro-Rías Baixas suma a esta experiencia Ribadavia, su castillo, el Museo do Viño de Galicia y el Castro de San Cibrao de Lás, una joya arqueológica.

La Ribeira Sacra vuelve al tren
Esta edición de 2025 recupera las rutas por la Ribeira Sacra, uno de los paisajes más sobrecogedores del interior gallego. La Ruta do Sil ofrece parada en Monforte de Lemos, visita a la bodega Regina Viarum, navegación en catamarán por el río embalsado y un hechizo final: una queimada esotérica en el monasterio de San Pedro de Rocas.
La Ruta do Miño pasa por el convento de las Bernardas de Pantón, el ecomuseo de Arxeriz y culmina con la viticultura heroica de Vía Romana, entre viñas imposibles. Y la Ruta Ribeira Sacra-Valdeorras combina el cañón del Sil con la bodega A Coroa y la histórica estación de Os Peares, reconvertida en aula ferroviaria.
Pazos, camelia y patrimonio espiritual
Más allá del vino y el paisaje fluvial, los trenes ofrecen también experiencias florales y monumentales. La Ruta das Camelias conecta tres jardines históricos excepcionales: el del Pazo de Rubiáns, el del castillo de Soutomaior y el romántico Pazo Quinteiro da Cruz. Mientras, la Ruta dos Mosteiros se adentra en el barroco del Pazo de Oca, la espiritualidad de Carboeiro y Oseira, y la modernidad de O Carballiño.
Otra de las rutas con alma propia es la dos Queixos, que recorre queserías emblemáticas y proyectos ecológicos como Arqueixal, en los que tradición e innovación van de la mano. Y la Ruta das Mariñas ofrece una mirada atlántica a Betanzos, Pontedeume, Ferrol y la única plantación de té de Europa continental, en Orballo.

A Coruña y Monterrei: sabor e historia
Dos trenes cierran el círculo de este viaje múltiple. La Ruta MEGA e A Coruña 1906 invita a descubrir la ciudad herculina con una teatralización ambientada en el siglo XX y una visita al museo de Estrella Galicia. Por su parte, la Ruta Monterrei lleva al castillo medieval de Verín, a la bodega Gargalo y al encanto de Allariz y Xunqueira de Ambía.
Todas las rutas ofrecen una manera distinta de acercarse a Galicia, con el valor añadido del viaje lento, contemplativo y narrativo. Subirse a estos trenes es dejar que Galicia te atraviese, estación a estación, como quien se deja contar un secreto al oído.
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