Gastronomía
Un brillante Malabrigo
Escribir de vinos requiere necesariamente hablar del bodeguero. Cepa 21 es una derivada de la familia Emilio Moro en la que pretenden de manera confesa incorporar innovación y conseguir vinos de intenso boquet y paladar puro. Los ejemplares de esta casa son eje vertebrador de la Ribera del Duero, pues han ido enlazando un conocimiento profundo del campo con la mirada más rigurosamente contemporánea. En Cepa 21 lo expresan con fluidez, y lo mejor, como suele ser ya característico en los vinos de paisaje, procede de una parcela de orientación y suelo privilegiados, con climatología suficientemente extrema para poner al límite las posibilidades de la tinta fina y dejar que los bebedores esperemos con avidez el confort de sensaciones aromáticas y gustativas de un vino redondo (limpios aromas, fruta negra, leves terciarios, mineralidad...). 2016 fue añada de altibajos, pero con mimbres para un vino perfecto. Sin caer en el festival de los tópicos, la excepcional fruta y el preciso trabajo de crianza en roble francés dan como ecuación resultante un medido tinto con golosa acidez y hondura, con la longitud suficiente para desbordar cualquier placer. Como dijo Zygmunt Bauman, «la cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir». Esto es exactamente lo que Malabrigo y la parcela que lo nombra consiguen: una hermosa obra de seducción.
Bodegas: Cepa 21.
Nombre: Malabrigo 2016.
D.O: Ribera del Duero.
Precio: 33,90 euros
Web: www.cepa21.com
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