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Verduras
Cómo cocinar a la perfección cualquier alcachofa: estas son las claves a tener en cuenta
Con su temporada de cosecha entre octubre y mayo, este alimento se convierte en un producto indispensable en cualquier cocina que se precie

Con jamón, como guarnición en ese plato de arroz caldoso, etc.; la lista se nos haría bastante extensa. La alcachofa es una verdura que no solamente destaca por su reconocible sabor o por su capacidad de casar dentro de otras elaboraciones, sino también por los beneficios que aporta para nuestra salud. El poder diurético, la segregación de bilis, y la disminución de la presión arterial son solo algunas de las propiedades que ensalzan la labor de la alcachofa en una dieta.
Sin embargo, existen otro tipo de factores que van a determinar el nivel de ayuda de esta hortaliza; su calidad o su forma de preparación también poseen un notorio peso en la balanza. En este artículo, descubriremos las claves para elegir una buena alcachofa y, cómo no, aprender a cocinarla a la perfección.
¿Qué características tiene que tener una buena alcachofa?
En primer lugar, cuando vayamos a comprar una alcachofa (ya sea al supermercado o a la tienda de toda la vida de al lado de tu casa) tenemos que poner especial atención en el tallo y en las hojas. Si de primeras la alcachofa no tiene tallo, pasamos a mirar otra. El tallo es una fuente rica de fibra y nutrientes, y por lo tanto un componente esencial de la hortaliza.

En cuanto a las hojas, estas tienen que estar juntas y poseer una cierta dureza. Si están blandas, será un indicador más de que la alcachofa ya no es fresca, y por lo tanto está más cerca de la descomposición. Para guardarlas y conseguir que se conserven en perfecto estado, lo mejor es meterlas en el frigorífico sin lavarlas, ya que la humedad favorecería el crecimiento de moho.
El mejor método de preparación
Seamos sinceros, la cocina es como la vida misma: para gustos, los colores. Las alcachofas pueden cocinarse al horno, confitadas o incluso en conserva, pero si hay una forma de preparación que las eleva a otro nivel, esa es sin duda la cocción. Para empezar, debemos cortar el tallo dos centímetros aproximadamente por encima del nacimiento de las hojas. A continuación, iremos quitando las hojas más duras de la hortaliza, hasta que notemos que estas sean más blandas. Esto será un indicador de que hemos llegado hasta el corazón de la alcachofa sin riesgos innecesarios.

Tras cortar las puntas de las hojas blandas, tendremos que ser precavidos y cocerlas inmediatamente. Uno de los mayores enemigos de esta hortaliza es el oxígeno, ya que esta puede oxidarse muy rápidamente. A modo de solución, meteremos la alcachofa nada más pelarla a una olla con agua hirviendo, sin ninguna parte asomando fuera del agua. El tiempo idóneo de cocción es de 15 minutos, pero en caso de tener dudas, solo nos hará falta pincharla cuando lleve 12 minutos aproximadamente. Si notamos alguna parte dura, querrá decir que aún le falta para alcanzar su punto óptimo.
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