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En cuarentena, mantén tu rutina de belleza
No aceleremos el proceso de envejecimiento por falta de cuidados
Podemos, y debemos, seguir cuidándonos en casa, como si saliéramos a la calle. Tenemos que hacer nuestra vida lo más normal posible en cuanto a seguir unos hábitos de sueño, higiene y alimentación. Y por supuesto también de belleza, para que esta no decaiga. No aceleremos el proceso de envejecimiento por falta de cuidados. Además nos encontraremos mejor con nosotros mismos, lo que nos animará y a la vez nos embellecerá. Es la pescadilla que se muerde la cola, cuanto mejor estemos mejor nos veremos y cuanto mejor nos veamos, mejor estaremos.
Es muy importante dedicar un tiempo a cuidarnos a nosotros mismos ahora que podemos.
La piel, espejo del alma. La actividad metabólica de la epidermis continúa y hay regeneración celular. La exfoliación ayudará a eliminar las células muertas y liberar una nueva piel, más fina, limpia y luminosa. Una vez a la semana hay que exfoliar tanto el rostro como el cuerpo. Nos podemos apañar con lo que tenemos por casa si no queremos salir a comprar y no disponemos de un producto específico. Un guante de crin, un paño de tela fuerte algo burda puede servir. Pero también podemos hacernos nuestro propio exfoliante con azúcar, limón y miel. Hacemos una pasta, nos frotamos con ella rostro y cuerpo y lo retiramos bajo la ducha. No hace falta aplicar crema a continuación porque la miel dejará la piel suave y nutrida.
Además de la exfoliación semanal, a diario hay que seguir limpiándola, aunque no salgamos a la calle ni nos maquillemos. Mañana y noche. Y después hidratar la piel y cuidarla según nuestras necesidades como veníamos haciéndolo antes, en función también de la edad. Contorno de ojos, sérum…
¿Y mascarillas? Ahora que tenemos tiempo es nuestra oportunidad de darle a la piel todos los nutrientes que necesita. Lo podemos hacer el mismo día de la exfoliación, y dedicar un ‘día a la belleza’ o, si lo preferimos, hacerlo en días diferentes y así tenemos entretenimientos beauties varios.
También puedes usar un producto comercial o, si no dispones de él, hacerlo en tu propia casa con lo que tienes a mano, por ejemplo, mezclando una pera madura, medio pepino y una cucharadita de aceite de oliva. Usa la batidora y deja actuar en la cara 15 minutos, retira con un tisú. Otra opción, tres cucharadas de nata líquida, una yema de huevo y una cucharadita de zumo de limón. O medio aguacate con aceite de oliva. O yogur natural con zumo de limón y naranja. La piel de tu rostro lucirá más joven e hidratada.
Manipedicura, ahora sí. Algo que tenemos muy olvidados son las manos y los pies. Además de lavarlas continuamente, hay que hidratarlas, y los pies también, y exfoliarlos y hacer una envoltura, también casera, por ejemplo con aceite de oliva. Extiende con un masaje de dedos a tobillos y envuelve con una toalla limpia. Mantén de 10 a 30 minutos y aclara con agua tibia, nunca caliente. La piel, especialmente de talones absorberá todas las vitaminas y minerales del AOVE y quedará perfectamente nutrida e hidratada. Puedes hacerlo una vez a la semana.
Tratamiento capilar, como en casa en ningún sitio. Habitualmente no tenemos tiempo más que de lavar deprisa y corriendo el cabello. Nos ponemos mascarilla pero la dejamos en exposición el tiempo justo de ducharnos, como mucho, y así no funciona. Para que el cabello y el cuero cabelludo reciban de verdad todas las propiedades suavizantes, hidratantes y nutritivas de la mascarilla hay que dejarlas actuar entre 15-30 minutos. Y eso no lo hacemos ni en el salón, al que también siempre vamos con prisa. Pero ahora sí, es posible, por fin, lavarse el cabello, ponerse la mascarilla, envolverse en un albornoz y dejar actuar el tiempo necesario. Incluso puedes calentar una toalla en el microondas y cubrir con ella el cabello. El calor hará que todos los activos penetren más profundamente. Verás cómo cambian los resultados. ¿Qué como nunca tienes tiempo de mascarilla jamás has comprado? Pues también puedes echar mano de la nevera. Bate un huevo en un recipiente y mezcla con leche de coco y aceite de oliva virgen extra; deja actuar de 20 a 30 minutos.
Atención al sol. Si estamos menos expuestos al sol en una temporada en la que debería de empezar a existir una mayor exposición, los niveles de vitamina D van a ser más bajos de lo habitual debilitando el sistema inmunológico, provocando problemas óseos y musculares, y bajando el estado de ánimo. Para evitarlo, hay que abrir todos los días las ventanas y dejar que el sol incida directamente sobre la piel, especialmente en el tronco superior de 10 a 15 minutos diarios. Si eres de las privilegiadas que cuenta con jardín, patio o terraza y pasas la mayor parte del día al aire libre, no olvides aplicar protector solar para evitar daños y manchas.
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