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El cisma de los Avilés y la soberbia del “arrepentido” José Antonio

El “superviviente” llega a España sin perder un ápice de arrogancia

José Antonio Avilés TElecincoLa Razón

Sus curas de “humildad” no se las cree nadie. José Antonio Avilés no ha perdido ni la arrogancia ni la soberbia, lo demostró en el reencuentro con sus padres en Córdoba, exento de cariño, más pendiente de los reporteros de su programa que de su propia familia.

Las cámaras le pillaron dentro del coche de su padre discutiendo airadamente con su madre, moviendo de un lado a otro los brazos con la prepotencia que le caracteriza. Si las formas no se moderan, el cisma “avilesino” será un hecho.

Muchos esperaban que el Pequeño Avilés, como se le conoce con sorna, regresara a España con la penitencia aprendida, humilde y reconociendo sus muchos errores, pero la realidad es muy distinta, es el hombrecito de las dos caras, afable con Emma García y los que fueron sus compañeros de “Viva la vida”, soberbio y mal encarado con aquellos que le hacen las preguntas que en el programa citado no le hacen.

El presunto estafador es tratado por los suyos como un niño malo al que hay que reprender, con la regañina de papá y mamá es suficiente, no se dan cuenta de que si las demandan no se retiran podría existir hasta pena de prisión.

A Avilés le falta humildad, solamente falta que se crea el estafado y acusar a los demás, a aquellos que engañó con sus mentiras, de ser los estafadores, en su mundo paralelo podemos esperar cualquier cosa.

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