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Así es el primer desfile post COVID-19
Chanel presenta su colección crucero inspirándose en el Mediterráneo y recuperando tejidos con los que ya contaba
Nos hemos preguntado muchas veces cómo será la moda post COVID-19 y parece que Chanel ya está aquí para darnos la respuesta. Su colección crucero, pensada para dar una respuesta a aquellas mujeres que buscan algo nuevo en su armario en sus viajes a lugares cálidos en noviembre, cuando la ropa de verano ya está olvidada, se iba a celebrar en Capri, pero la pandemia canceló los planes de Virginie Viard, la sucesora de Karl Lagerfeld al frente de la maison francesa. Así que tuvo que replantearse toda su trabajo y ver cómo buscaba una solución con esta crisis mundial. Lo cierto es que no lo ha tenido fácil en este año que lleva al frente de la firma: si en 2019 tuvo que lidiar con suceder al genio que reflotó la firma en los años 80 y quien le imprimió un carácter propio, en 2020 le ha tocado dirigir la casa durante una de las mayores pandemias mundiales que ha tenido sus tiendas cerradas, con la consiguiente imposibilidad de vender sus prendas.
Pero Viard no se ha achantado ni un poco. Decidió coger el toro por los cuernos y si no había posibilidad de viajar a Capri de manera física, optó por proponernos un viaje espiritual por el Mediterráneo. Una especie de vía de escapatoria mental del confinamiento. No estaríamos en cuerpo, pero sí en alma. Y para ser más precisos, y puestos a dejar volar nuestra mente y nuestros ojos, ha preferido trasladarnos a los años 60, cuando el glamour de Hollywood se instala en la Costa Azul. De hecho, 20 fotos de paisajes de la artista Bea de Giacomo han inspirado este trabajo fruto de una pandemia titulado ‘Un viaje por el Mediterráneo’.
La COVID-19 ha afectado de tal forma que, como dice la propia Viard: “Hemos tenido que emplear tejidos que ya teníamos”. Y no solo eso. La crisis mundial de la que estamos intentando salir también afecta en la propia concepción de las prendas: “Es un armario que se puede transportar en una pequeña maleta con ruedas, en una bolsa y en un bolso bordado”. Plantea por tanto una colección que fluye con facilidad, empleando tejidos como crepé, el lamé o el denim, y prendas que pueden funcionar tanto como faldas como vestidos, basta con desplazarlos de la cintura al escote. Destaca la versatilidad de todos los conjuntos, con bikinis que tan pronto son la estrella de la playa como el perfecto complemento de la emblemática chaqueta de tweed de Chanel. Y lo mismo sucede con sus transparencias de noche: el vestido más delicado para una noche con vistas al Mediterráneo se transforma un deshabillé de lujo.
Coco Chanel tuvo que cerrar la casa tras la II Guerra Mundial, dejando el terreno libre para Christian Dior y su New Look. Regresó en 1954 y volvió a imponer su gusto. Está claro que Viard ha decidido no dejar el cetro de la moda a otros y con esta prueba de fuego demuestra que ni el Coronavirus puede con una de las mayores firmas de lujo del mundo.
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