Amilibia

Martínez-Almeida busca al gafe, pero yo creo que es invisible

GRAF4491. MADRID, 21/01/2021.- El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida
GRAF4491. MADRID, 21/01/2021.- El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-AlmeidaJavier LopezEFE

El Vaticano podría ser el primer Estado en lograr la ansiada inmunidad de rebaño. Rezan, y así cualquiera. Ellos creen en los milagros y en toda la corte celestial y nosotros solo le tenemos a Él, el Gran Planificador, que ahora se encuentra en estado de perplejidad (inmóvil, posición Flor de Loto) porque miles de dosis de viales se pierden y faltan vacunas. Oh, resulta que no contábamos con las jeringuillas adecuadas. El Plan de Vacunación Perfecto se jeringa por las jeringuillas. Por Dios, ¿quién iba a prever algo así?

Yo no puedo estar en los detalles, dirá Él en su Imperturbabilidad, yo estoy en lo Trascendental, en mi Más Allá, en la Transustanciación de los Fondos Europeos. A ver, ¿no eran Illa y Simón los que sabían de jeringuillas? ¿O era el Comité de Expertos? Nunca se sabrá: aquí, los culpables y los comités de expertos son incorpóreos. El alcalde José Luis Martínez-Almeida busca desesperadamente al gafe que ha provocado todos los dramas seguidos, jopé, que parece que no hemos cambiado de año y seguimos en el 20: la tercera ola, la nevada, la helada, la explosión... Le costará hallarlo. Mucho me temo, y así se le grito al televisor, que en España los gafes son invisibles. En EE UU han enviado al suyo a jugar al golf en Florida. Aquí, algo así parece imposible, entre otras cosas, porque en el camino hacia la inmunidad de rebaño, aún solo somos rebaño. Pero, en fin, por si al superhéroe reconvertido en portavoz del PP (para mí que ha ido a menos) le sirve de algo en su búsqueda, le diré que el gafe, según los expertos visibles, infecta la mala suerte a todos menos a sí mismo y sus allegados, atrae las catástrofes como la mierda a las moscas, habla de unidad y crea discordia, su sonrisa no es sincera, miente hasta cuando se le humedecen los ojos, es egocéntrico y cuando se mira en el espejo ve a Julio César con su cara.

Conviene que el alcalde lleve siempre en el bolsillo una rama de ruda y un diente de ajo por si diera con Él, con el Gran Cenizo, aunque ya digo que parece misión imposible, casi tan difícil como encontrar en la piel de Sergio Ramos un hueco para otro tatuaje.