Amilibia

Arrimadas se arrima a Illa: ¿busca vacuna o silla?

Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos
Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

En una glosa muy sentida dedicada a Melania Trump (también elegía por una civilización que camina hacia el suicidio estético), el escritor Juan Abreu viene a decir que las vicepresidentas y ministras españolas destacan por una ausencia total de elegancia, sensualidad y méritos estéticos. «Ya sé que puede parecer una exageración—escribe—, pero yo mismo, y estoy seguro que muchos comparten mi sentir, preferiría tener comercio carnal con un dromedario a tenerlo con una de estas damas, por lo demás muy respetables, eso sí». No sé si el comercio carnal con un dromedario está contemplado en la nueva Ley de Libertad Sexual. No lo creo. El «solo sí es sí», o sea, la aceptación rotunda, no parece hoy al alcance de un dromedario ni incluso de un camello, que tiene una joroba más. Abreu no explica si su exigencia estética y sensual incluye a otras damas de la política española, a doña Inés del alma mía, por ejemplo. Arrimadas lleva un tiempo arrimándose con riesgo, tal que un José Tomás de taleguilla ensangrentada o un Enrique Ponce pringado de mantequilla de Soria. Dijo en su día que tiene una relación cordial con Sánchez «por responsabilidad». Ahora se arrima a Illa por el mismo motivo, creo, porque Salva y su flequillo rebelde sobre las gafas de viejo contable no resultan precisamente un imán erótico irresistible. Ni comparación con Él. Inés se vino arriba hace tiempo en sus arrimadas. Su fe en el roce que engendra cariño es grande: si un día logró conducir a su esposo del nacionalismo/independentismo al centro constitucional, ¿por qué no llevar a Pedro a cualquier parte? No lo consiguió, y ahora pretende que Illa no se ajunte con Junqueras y Jaume Asens.

Casta y centrada, Inés quiere evitar el «ménage à trois» que tanto le apetece a Sánchez, el narciso onanista que juega a libertino cuando le tocan los votos, aunque dicen las lenguas viperinas que con Illa busca silla y vacuna para los males de Cs. Peligro: puede perder ambas. Dijo una vez Rafael Sánchez Ferlosio que «lo de Cataluña no tiene solución o será una solución aburrida». No sé, pero si yo fuera Él, prefería mil veces a Inés a un dromedario o un camello, a no ser, claro, que me encontrara en el Sahara.