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Los sábados de Lomana: "Si quieren remover tumbas que vayan a Paracuellos"

Carmen Lomana en el plató de «Todo es mentira»
Carmen Lomana en el plató de «Todo es mentira»larazon

Tengo que reconocer que he decidido vivir bastante al margen de los acontecimientos de nuestro país porque me afectan mucho y es algo ante lo que nada puedo hacer. Me centro en trabajar, en cenas con amigos en las que la charla y el buen humor te ayudan a relajarte y relativizar. Porque díganme si no es para estar indignado con el desgobierno que tenemos y el panorama de nuevas elecciones que quizá no nos lleven a ninguna parte que no sea seguir con este absurdo bucle. A ellos les da lo mismo, siguen cobrando... Sánchez, feliz de tener tiempo para perder sin hacer nada porque su máxima aspiración es vivir como un «pachá» en Moncloa, mientras la economía se va al traste según indican los datos. La tensión en Cataluña va «in crescendo» y los españoles cada día están más asombrados y divididos. El numerito de la exhumación de Franco ha sido de nota. Una zafia y necrófica operación de propaganda; 43 años sepultado y tienen que sacarlo justo antes de las elecciones. ¿No podía el señor Sánchez esperar a que pasasen y tener un mínimo de vergüenza y pudor en vez de tanto descaro electoralista?. Basta ya de demonios históricos, de querer remover tumbas, de desfiles de fantasmas sin ningún respeto a su familia o a los españoles. Y si quieren remover tumbas comunes, tienen en Paracuellos a 7.000 españoles del bando nacional donde fueron asesinados sin amparo legal ni acusación formal, simplemente por ser considerados como partidarios de la sublevación. Fueron fusilados de manera sumaria por milicias pertenecientes a organizaciones obreras. Todo lo visto, esa burda maniobra tétrica solo merece desprecio. ¿Qué quieren, seguir manteniendo y reactivando esa tradición tan española del ajuste de cuentas? Porque somos el único país de Europa que se ha matado en guerras fratricidas. Durante la Transición hicimos un pacto de reconciliación del que parece que esta izquierda advenediza ha renegado. La falta de solidez política e intelectual del presidente en funciones nos ha llevado a este delirio en el que poder camuflar su falta de proyecto de país y al abandono al que estamos sometidos en estos últimos años. El remate ha sido la ministra de Justicia diciendo que esto no había hecho más que empezar. Lo que deberían hacer es ocuparse de los vivos. Hay muchas formas de hacer las cosas, pero el «Apocalypse now» que vimos, no. Ahora habrá que preocuparse por los datos que señala la EPA como los peores en paro y empleo desde 2012. Recuerdo una frase ahora que se cumplen 25 años de la muerte de Manuel Piña, un gran diseñador y modisto que marcó una época en la Movida madrileña de los 80 y gran amigo mío: «Madrid ha muerto», porque le obligaron a apagar un porro que se estaba fumando en una discoteca de Madrid. No, está más vivo que nunca pero con un espíritu menos libre y creativo. Fue el primer famoso que admitió tener sida en un momento en que era una enfermedad maldita. Él no quiso tratarse, fue despidiéndose lentamente de todo y de todos. Era entrañable y cariñoso y tenía un luminoso taller cerca del parque del Retiro. Sus vestidos de punto plisados nunca han podido superarse. Su gusto era extraordinario. Sus abrigos los guardo como auténticas joyas. A consecuencia de la enfermedad perdió un ojo y se puso un parche que le daba un aire de «pirata gentleman» que me fascinaba. La Mancha da unos personajes únicos: Sara Montiel, Almodóvar, Piña, Jousi o Don Quijote. De lo más racial a lo más moderno. Esa es la España que nos gusta.