Opinión

Infanta Sofía: ser princesa era esto

"Tú has ido allí haciendo uso de tus privilegios a conocer a un tío bueno, entrando por la puerta de atrás"

El look de la Infanta Sofía en su confirmación.
El look de la Infanta Sofía en su confirmación.GTRES

Cuentan que todas las niñas quieren ser princesas. Menos Sabina, que canta que ya no; y yo, que sostengo que ahora quieren ser influencers. Convengamos, pues, que antes todas las niñas querían ser princesas. Para vestir de rosa con volantes, llevar corona a diario, zapatitos de cristal, vivir en un castillo y suspirar por un príncipe azul que no las dejase los domingos colgadas por el futbol o para irse al bar.

Ser princesa, por lo visto, tenía sus ventajas: tener todo el rato a tu disposición lacayo, carroza, pasteles y animalitos cuquis que se enredaban en tu falda y se dejasen acariciar. A veces, hasta poderes mágicos podías tener. Ahora, ser princesa sirve para conocer a tu actor favorito. Cómo cambian los tiempos y los privilegios. Eres princesa en un país democrático y te sirve para calzarte unos vaqueros de los caros, una camiseta, soltarte el pelo y subirte al coche con cristales tintados del brazo de tu madre, que es reina pero lleva manoletinas y tiene un tríceps que si te atiza te manda a Parla, para ir al plató de un programa de televisión donde entrevistan a un rubio guaperas.

Chris Hemsworth junto a Pablo Motos en su visita a "El Hormiguero"
Chris Hemsworth junto a Pablo Motos en su visita a "El Hormiguero"Atresmedia

Llegas allí, con tu título nobiliario, y un pelirrojo canijo dice «aquí Chris Hemsworth, aquí la Infanta Sofía». Y Chirs Hemsworth te estampa dos besos, como si vinieras en el bus de línea desde Móstoles y no de la Zarzuela con escolta, porque en USA no saben lo que es la Zarzuela ni una infanta, y te dice «hey, qué tal». Y a ti, como princesa y persona con sentimientos (¿acaso no sangra si le pinchan?), se te queda cara de chancla. Porque tú has ido allí haciendo uso de tus privilegios a conocer a un tío bueno, entrando por la puerta de atrás, entre fuertes medidas de seguridad, mientras el resto de adolescentes de tu edad, que ni son princesas ni son nada, andan pegando grititos abrazadas a una foto de su ídolo y con un «I love you» escrito en los párpados. Mira, para esto, mejor ser influencer que princesa.