El príncipe Harry vuelve a estar en el ojo del huracán. Esta vez, no por sus memorias explosivas ni por su tensa relación con la corona británica, sino por un asunto mucho más burocrático: su estatus migratorio en Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha hecho públicos sus registros de inmigración, en respuesta a una demanda de la Fundación Heritage, un grupo conservador que cuestiona si el duque de Sussex recibió un trato preferencial en la concesión de su visado.

La polémica gira en torno a un punto delicado: su pasado con las drogas. En su biografía "Spare" ("En la sombra", en español), Harry confesó haber consumido cocaína y marihuana en su juventud, una admisión que en circunstancias normales podría haber complicado su entrada en EE.UU. Según la ley estadounidense, el consumo previo de drogas puede ser motivo de inadmisibilidad, salvo que el solicitante obtenga una exención especial. ¿Recibió Harry ese privilegio?

Documentos censurados y un misterio sin resolver

Por orden judicial, seis documentos han salido a la luz. Sin embargo, lejos de esclarecer la polémica, han aumentado el misterio. Con fragmentos censurados y datos clave ocultos, los archivos no revelan si el duque de Sussex mencionó su historial de consumo en su solicitud de visado ni si recibió algún tipo de indulgencia por parte de las autoridades migratorias.

La Fundación Heritage, decidida a llegar al fondo del asunto, insiste en que si a Harry se le permitió la entrada sin una entrevista formal o una exención explícita, se trataría de un escándalo que pondría en entredicho la equidad del sistema estadounidense.

Mientras tanto, el príncipe continúa con su vida en California junto a Meghan Markle y sus dos hijos. Archie y Lilibet Diana. En "Spare", él mismo narró que antes de mudarse consultó a una mujer con "poderes" que, según él, transmitió la bendición de su madre, Diana de Gales, para su nueva etapa en América.

Con el DHS en la mira de la prensa y los detractores de Harry exigiendo respuestas, el caso sigue abierto. Y la pregunta persiste: ¿tuvo el duque un trato especial o simplemente es víctima de su propio pasado?