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Choupette, una influencer de 300 millones de dólares

Karl Lagerfeld aseguró en más de una ocasión que deseaba que su gata heredara su enorme fortuna, pero las leyes francesas no permiten legar directamente dinero o bienes a un animal, por lo que el afortunado elegido para hacerse cargo de la mascota será el verdadero beneficiario

La viuda de Lagerfeld. El diseñador afirmaba que la gata producía alrededor de 3 millones de dólares al año, gracias a las campañas de publicidad que ha protagonizado
La viuda de Lagerfeld. El diseñador afirmaba que la gata producía alrededor de 3 millones de dólares al año, gracias a las campañas de publicidad que ha protagonizadolarazon

Karl Lagerfeld aseguró en más de una ocasión que deseaba que su gata heredara su enorme fortuna, pero las leyes francesas no permiten legar directamente dinero o bienes a un animal

Choupette es una gata Birmana, con su melena larga, ojos azules y patitas blancas, que cumplió 7 años el pasado agosto. Sus antepasados llegaron a Francia hace un siglo, pero ella es la descendiente más famosa desde que fue adoptada por el genial Karl Lagerfeld, fallecido el martes. El célebre diseñador ha muerto sin tener hijos, ni familia cercana, a parte de sus hermanas mayores –Thea y Martha– y su hermana perdida, Christiane –a la que no veía desde hacía más de 40 años–, por lo que Choupette podría ser en cierta forma la única heredera del director artístico de Chanel. Choupette se había convertido para él en algo más que un animal de compañía. «Jamás habría pensado que me enamoraría hasta este punto de un gato», confesó el diseñador de origen alemán a la CNN en 2013. Decía que cuando muriese le gustaría ser incinerado y que sus cenizas fueran dispersadas junto a las suyas y a las de su madre, pero el gato ha sobrevivido a su dueño, quien efectivamente fue incinerado ayer en Nanterre. A esta última despedida asistieron, entre otros, Virginie Viard, sucesora de Lagerfeld en Chanel, y Carolina de Mónaco y su hija, Carlota Casiraghi. Inès de La Fressange, la que fuera musa del creador, ha revelado a «Paris Match» que Lagerfeld estuvo sus últimas Navidades enfermo y solo. La modelo invitó a su amigo a pasar la Nochevieja con ella, pero él rechazó la propuesta. «Me dijo que estaba resfriado, lo que quiere decir que estaba muy mal, y que Choupette, su gata, iba a servirle de enfermera». Ahora que ha muerto, a los 85 años, todas las miradas se dirigen hacia el minino preguntándose si Choupette podría legalmente heredar la fortuna de su dueño, estimada en 300 millones de dólares, según «Celebrity Networht». La respuesta es negativa, en Francia la ley no permite legar la fortuna o los bienes a un animal, por mucho que se le quiera. Lagerfel no había perdido su nacionalidad alemana y podría haber aplicado el derecho alemán a la hora de designar sus herederos, pero al otro lado del Rin habría tenido los mismos problemas que en Francia porque allí tampoco puede heredar un animal directamente. El derecho francés reconoce que es un ser vivo dotado de sensibilidad, pero sin personalidad jurídica, por lo que no puede ser señalado como heredero. Eso sí, existen distintas maneras, que Lagerfeld sin duda habría estudiado, para poder garantizar una buena vida a Choupette. Por un lado, aunque no está permitido legar directamente dinero o bienes a un animal, sí puede darse a asociaciones para la protección de los animales, siempre que esa donación no suponga desheredar a los que tengan derechos directos sobre la fortuna del fallecido. Según el derecho galo, Choupette será sometida al régimen de bienes y la persona que herede realmente a Lagerfeld heredará también a la gata y deberá ocuparse de ella.

Aceptar la carga

Otra forma, y eso es lo que posiblemente ha hecho el diseñador, consiste en designar a la persona que a partir de ahora será propietaria de Choupette a través de un acto ante notario. Normalmente, debería ser una persona en la que tuviera la suficiente confianza como para saber que cuidará de la gata como si fuera él mismo, hasta el final de sus días. El único requisito es que el nuevo propietario acepte la carga. Francia no es como Estados Unidos, donde están autorizados los legados a animales, al menos en la mayoría de los Estados, lo que ha permitido a artistas o magnates dejar parte de su fortuna a los suyos. Uno de los casos más conocidos es el de Bubbles, el chimpancé de Michael Jackson, que heredó dos millones de dólares del rey del pop. Otro animal afortunado, y nunca mejor dicho, es Trouble, un perrito de lanas que en 2007 «obtuvo» 12 millones de dólares. Sin embargo, a todos ellos les gana Gunther IV, un pastor alemán que en 1992 recibió 373 millones de dólares que le cedió su dueña, la condesa alemana Karlotta Liebenstein. Sea cual sea la decisión que haya tomado Lagerfeld, Choupette no está en la calle porque tiene una cuenta bien aprovisionada. Para los que siguen al káiser de la moda, la vida de Choupette no tiene secretos. Ha ocupado numerosas portadas de revista como si fuera una modelo famosa, ha hecho diversas campañas de publicidad, inspirado una colección cápsula de Lagerfeld para Shu Uemura, protagonizado un libro sobre los consejos de su amo para cuidar a un gato siamés, y tiene su propio peluche que cuando salió a la venta, desapareció de las tiendas en solo 24 horas. Todo ello ha permitido que «Choupette gane tres millones de euros al año», según el diseñador, a quien le gustaba decir que su gata era «una niña rica». Y como buena niña mimada, tiene al menos dos niñeras que le cuidan día y noche. Aunque, en realidad, quizá eran más: «No puedo decir cuánta gente tiene a su alrededor porque para algunos podría ser chocante», dijo Lagerfeld en una entrevista el año pasado, aunque con su réplica viva que tanto le caracterizaba, añadió que, por otro lado, también era una forma de «crear empleo». Lagerfeld se encaprichó de Choupette en 2011. La gata pertenecía a Baptiste Giabiconi, que tuvo que ausentarse un tiempo y dejó el animal en casa del diseñador, y ya nunca más la pudo recuperar. El apego era casi enfermizo. «Cuando estoy de viaje, me envían cada hora una imagen de ella», confesaba en 2015 a Marc-Olivier Fogiel, y «el veterinario dice que nunca ha visto a nadie tan histérico como yo con su gato». Lagerfeld ha dicho siempre que su mascota posee «su propia fortuna». Según él, «es una heredera, si me sucede algo, la persona que se ocupe de ella no estará en la miseria». En efecto, su dueño cobraba alrededor de 50 millones de dólares al año por su trabajo para Chanel y Fendi, y eso sin contar con lo que obtenía por las decenas de proyectos extra que asumía cada temporada. A su fortuna habría que sumarle el valor de sus casas en París, Biarritz y Saint Tropez, así como su colección de arte y de muebles y una biblioteca de más de 300.000 libros.

La hermana perdida del káiser

El diseñador y Christiane Johnson, de 83 años, crecieron juntos en Hamburgo, Alemania. Ella explicó una vez cómo el talento de su hermano siempre ha existido: «Tan pronto como pudo sostener una pluma, comenzó a dibujar». Sin embargo, en 1957 ella decidió irse a Seattle para trabajar de «au pair». Actualmente vive en Connecticut y vio por última vez a Lagerfeld a finales de los años 70, cuando el diseñador fue a Estados Unidos. Fue un encuentro frío, él no se quitó las gafas, pero a ella no le robó la esperanza de que se volvieran a encontrar. Johnson conserva fotografías y recortes de los éxitos del recién fallecido. Le gusta ver su ropa y, aunque nunca ha lucido ninguna de sus prendas, afirma que no estaba enfadada con él.

Ashley Tschudin, la mujer detrás de la gata

Choupette también tiene una cuenta en Instagram, @choupettesdiary. Aunque, según HuffingtonPost, pertenece a una americana, Ashley Tschudin, que decidió crear una cuenta para la gata como algo lúdico, una especie de sátira. «Yo quería dar a esta gata una personalidad a la altura de su estilo de vida desmesurado», cuenta Tschudin al periódico. El equipo de Karl Lagerfeld la contactó para saber de quién se trataba y la dejaron hacer. Hoy cuenta con más de 260.000 seguidores. Además, dirige un blog llamado «Choupette's diary» que ha sido nominado a los premios Shorty, que distingue a los mejores contenidos en web, y a los Webby, a los mejores sitios web del mundo.