Casas reales
El "Brexit"de Meghan y Harry
Alabada por traer un soplo de aire fresco a la familia real británica, la duquesa de Sussex está dispuesta a poner a prueba la tradición familiar con el nacimiento, a finales de abril, de su primer bebé.
Alabada por traer un soplo de aire fresco a la familia real británica, la duquesa de Sussex está dispuesta a poner a prueba la tradición familiar con el nacimiento, a finales de abril, de su primer bebé.
Desde su llegada a la familia real británica, Meghan Markle no para de romper reglas. La última, su decisión, según informa en un comunicado Kensington Palace, de mantener el anonimato de su bebé y su intención de tener un parto privado, alejada del foco mediático. Así, la duquesa de Sussex ha renunciado a dar a luz en el Ala Lindo, la zona privada del St Mary’s Hospital de Londres donde lo hicieron Diana de Gales y Kate Middleton y donde la reina Isabel II tiene su ginécologo, rompiendo una tradición de más de cuatro décadas.
En apenas un par de semanas la esposa de Enrique de Inglaterra, que ha suspendido ya su agenda oficial hasta seis meses después del alumbramiento, dará a luz en algún hospital cercano a su nueva casa en Frogmore Cottage en Windsor, probablemente el NHS Frimley Park, un centro con 750 camas y fundado en 1973. Los médicos que atienden a Markle están preocupados por su intención de dar a luz de la manera más natural posible, ya que al tratarse de una mujer de 37 años tiene más probabilidades de que el alumbramiento se produzca por cesárea.
Una tradición que sí se cumplirá será la del anuncio del nacimiento del bebé. Éste se realizará a través de un comunicado expuesto a las afueras de Buckingham Palace y no a través de ninguna red social. En él se dará a conocer el sexo del bebé, así como la fecha, hora del nacimiento y el estado de salud tanto de la madre como del recién nacido. El nombre seguirá siendo una incógnita hasta pasados algunos días, si la pareja decide cumplir con la tradición. En las casas de apuestas británicas la opción favorita es Diana o Isabel si es niña o Arturo o Jaime, si es niño.
La ex actriz estadounidense también se opone a posar ante los medios horas después del nacimiento, algo que está a su favor ya que su hijo no estará en la línea directa de sucesión.
Otra de las reglas que va a romper es la relacionada a la baja de maternidad. Frente a los tres meses que se tomó su cuñada, la duquesa de Cambridge, tras dar a luz a sus tres hijos, Markle disfrutará de seis para el cuidado de su bebé por lo que retomará su actividad pública en octubre de 2019, con motivo de la Cumbre Mundial de Jóvenes, dedicada a los más influyentes del momento. Un tiempo alejada del foco mediático que servirá para apaciguar las críticas contra ella. Y es que la duquesa de Sussex se ha ganado, desde su boda con el príncipe Enrique, el pasado 19 de mayo, el apodo de «Me-gain» entre el personal de Kensington Palace, entre el que no goza de simpatías. Un juego de palabras con su nombre que se traduciría como «Yo gano», en relación a la presunta ambición de la esposa del nieto de Isabel II. Por su parte, Enrique disfrutará de dos semanas, según permite la Ley británica a los padres.
La duquesa de Sussex, de 37 años, ha tenido según la prensa británica varios encontronazos con el personal palaciego que se refería a ella como la «duquesa difícil» antes de apodarla «Me-gain». La autora de biografías reales Anna Pasternak afirmó hace unos días que «Meghan debe darse cuenta de que no puede vivir en la familia real como una estrella de Hollywood de primera categoría». Lo cierto es que el matrimonio ha estado sometido a una enorme presión desde que se conociera su relación. La polémica vida de la familia de ella, las continuas comparaciones con los duques de Cambridge y el carácter de la actriz han provocado un aluvión de críticas y una campaña de descrédito constante.
Acupuntura e hipnoparto
Varias son las técnicas que la ex protagonista de «Suits» ha utilizado durante el embarazo para combatir las molestias y conseguir un efecto placebo. Así, desde las primeras semanas, ha visitado en Londres a un conocido acupunturista, Ross Barr, con el objetivo de relajarse, mejorar la circulación sanguínea y reducir las náuseas propias del primer trimestre. Unas sesiones de 45 minutos que costaban a la actriz 140 euros, según los medios ingleses.
Embarazada de cinco meses, fue objeto de críticas y linchamiento en las redes sociales por su insistente masaje de tripa durante los British Fashion Awards, una ceremonia a la que acudió para entregar un premio a la diseñadora de su vestido nupcial, Clare Waight Keller. Entonces se supo que Meghan estaba practicando hipnoparto, es decir, un método de relajación para romper la cadena miedo-ansiedad-dolor y ser capaces de enfrentarse a un parto sin ningún tipo de anestesia. El príncipe Enrique también acude a estas clases de relajación donde comparte con su esposa métodos de autohipnosis como respiración profunda, masaje, visualizaciones y activadores de relajación que garanticen que el cuerpo y la mente de la madre están relajados en el momento del parto.
Parto sin epidural
Dar a luz sin anestesia epidural es algo frecuente en Reino Unido por dos motivos, el primero porque las estadísticas señalan que con anestesia hay un 30% más de probabilidades de que el parto acabe instrumentalizado y sea necesario utilizar oxitocina; y, segundo, por una cuestión de recursos. En un parto sin epidural, la madre puede abandonar el hospital a las seis horas de dar a luz, mientras que con anestesia, debe permanecer al menos 24 horas ingresada. En cualquier caso, si fuera necesario aliviar el dolor, antes que la epidural, a Markle le ofrecerían otras alternativas como las bañeras, petidina o diamorfina (opiáceos), gas de la risa y como última opción, la epidural. Otra de las cuestiones por las que se ha criticado a Markle es su decisión de contratar a una doula, una mujer que se encarga de ayudar, aconsejar y acompañar a las embarazadas durante el parto. Es decir, lo que en España conocemos como matrona pero sin preparación oficial. Todo un riesgo, sin duda.
Instalados desde hace una semana en Frogmore Cottage, en los terrenos del castillo de Windsor, a unos 30 kilómetros al oeste de Londres, la pareja espera la llegada de su primer hijo. La vivienda fue un regalo de Isabel II que ellos han renovado a su gusto, pasando de tener de 10 habitaciones a cinco todas ellas con baño incluido. Para todas las reformas, incluida la pintura vegana elegida por Markle, el estudio preparado para las visitas de su madre Doria Ragland, el huerto orgánico o el triple acristalamiento para evitar el ruido del aeropuerto de Heathrow, se han inviertido 3,5 millones de euros procedentes de las Arcas de Isabel II.
Documental sobre la salud mental
Los duques de Sussex trabajarán conjuntamente con la presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey para crear un documental sobre la salud mental que será difundido por Apple, según anunció esta semana el palacio de Kensington en Londres. Enrique de Inglaterra ha estado siempre muy implicado en proyectos sobre salud mental. De hecho, él mismo declaró haber sufrido un periodo de «caos total» al acercarse a la treintena, hasta el punto de tener que solicitar ayuda psicológica para superar el trauma que supuso la pérdida de su madre en accidente de tráfico cuando él era un niño. La serie documental busca compartir «historias de personalidades fuera de lo común que resistieron a las situaciones más difíciles, para permitir entendernos mejor a nosotros mismos y a nuestro entorno», afirmó en un comunicado el nieto de la reina Isabel II de Inglaterra, declarándose «increíblemente orgulloso» de trabajar codo con codo con Winfrey. Aún no se han precisado las fechas en las que se difundirán los episodios. En 2017, Enrique y los duques de Cambridge lanzaron también «Heads Together», una fundación destinada a la recaudación de fondos y al apoyo de proyectos relacionados con enfermedades mentales al tiempo que luchaban contra la estigmatización de las personas afectadas.
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