Cumpleaños

Carmen Martínez-Bordiú: el descanso luso de la guerrera

La nietísima se retiró del foco mediático hace cuatro años. Hoy celebra sus 71 en su casa de Sintra con su pareja

Carmen Martínez-Bordiú
Carmen Martínez-Bordiúlarazon

Carmen Martínez-Bordiú cumple su cuarto año año en su retiro portugués. Cansada de la exposición pública, obligada durante décadas para mantener su nivel de vida porque su hermano Francis Franco dosificaba la fortuna que correspondía a todos los hermanos. La nietísima celebra su 71 años entregada a la tranquilidad que disfruta en la espléndida mansión que adquirió en un enclave que invita al sosiego. Carmen había vivido con intensidad y pasión varias vidas, tres matrimonios, Alfonso de Borbón, Jean Marie Rossi y José Campos y otras tres relaciones sin contraer nupcias, Roberto Federici, Luis Miguel Rodríguez y su pareja actual, Timothy Mckeague en una constante y agotadora lucha contra arquetipos y normas devenidas de su ascendencia. Carmen siempre fue un espíritu libre, moderna y revolucionaria, en una familia en la que pesaba el apellido Franco como una losa y se le exigía rancio decoro contra el que luchó toda su vida rompiendo moldes y ganándose el repudio de los suyos. Carmen heredó una ínfima parte de la fortuna de la familia y se le abrió la posibilidad de romper con su pasado y el presente que vivía entonces. No dudó ni un momento en cambiar de vida. La duquesa de Franco estaba agotada de una existencia a veces superficial, intrigas familiares y una vida vivida con exhausta intensidad. Hizo las maletas, una declaración de intenciones diciendo adiós a la exposición mediática en la que había navegado. Cambió el trajín de la capital de España por el parque natural de Cascais, las noches de interminables fiestas y glamurosos viajes por una cotidianeidad saludable en la que la meditación, el yoga y los paseos por la montaña o recorridos por solitarias e interminables playas por las que puede caminar sin atraer miradas indiscretas. Goza del anonimato. Buscó y encontró el equilibrio en el que se desarrolla su vida y que no quiere cambiar.

La lucha familiar por el título de duquesa habían minado mental y físicamente a Carmen. La llegada de Tim a su vida supuso una revelación. El australiano le mostró otro camino al margen de la exposición mediática, las relaciones sociales llenos de compromisos y el estrés de la capital de España. Carmen acababa de heredar la parte correspondiente al patrimonio de su madre y decidió retirarse a Portugal. Buscó un lugar bello y tranquilo. Compró la casa de sus sueños en la localidad de Sintra y comenzó una nueva vida. Adquirió una bella edificación que reformó a su gusto y se apartó de su anterior vida. La compañía de Tim y la nueva visión de la vida le ayudó a disfrutar de la calma y serenidad.

Adiós a las exclusivas

Su nueva vida en Portugal era el secreto mejor guardado hasta que la prensa encontró su escondite. La ruptura con Luis Miguel Rodríguez y el aire renovado que supuso el joven australiano le acabó de convencer por optar por un nuevo camino. Carmen estaba cansada de compromisos sociales y tampoco necesitaba la ayuda de las exclusivas en revistas en las que iba contando su vida por capítulos para mantener su elevado tren de vida. Tim McKeagui le mostró un tipo de vida tranquila, de meditación, charlas, largos y edificantes paseos, la práctica de yoga y una filosofía de vida que suponía la antítesis de lo que había experimentado. Carmen exploró la costa portuguesa, agreste, tranquila y bella. Se decidió por una mansión en el término municipal de Sintra. Solitaria pero muy bien comunicada, a treinta kilómetros de Lisboa y con el aeropuerto a media hora.

La finca mide 2.000 metros cuadrados con un bello jardín y la casa, 600. Carmen la adquirió por 500.000 euros. Además, vivir en Portugal le facilita pagar menos impuestos.

Carmen ha cambiado totalmente sus hábitos. Cada tarde, cuando cae el sol, sale a recorrer senderos entre las montañas próximas a su vivienda para mantenerse en forma. La duquesa sale poco de su casa. Solo para esas rutas o a restaurantes pequeños, con mucho encanto. Gracias a esa vida tranquila y sana Carmen nos ha sorprendido con una figura impropia de su edad en las ocasiones en las que aprovecha para ir a las playas cercanas a su casa, en las que es una completa desconocida.