Entrevista

Canales Rivera: “Cayetano y Kiko sí me llamaron pero Francisco no”

El torero tras su cornada habla con LA RAZÓN de Fran Rivera, su novia y sus hijos

Canales Rivera en una imagen de archivo
Canales Rivera en una imagen de archivoMediaset

El pasado 26 de agosto, José Antonio Canales Rivera sufría una cornada en la plaza de toros de Retuerta del Bullaque, que le afectó a la bolsa testicular. Todo indicaba que le esperaba una dolorosa y larga recuperación, pero la fortaleza y las ganas de volver a los ruedos consiguieron el «milagro». Canales regresaba hace dos días entre aplausos, en el coso salmantino de Bejar, en una terna junto a Morante de la Puebla y El Capea. Era la primera vez que Jose antonio toreaba en «La ancianita», la plaza más antigua de España. «Me encuentro ya muy bien, la inflamación se me ha ido, aunque tenía muchos dolores la cosa va a mejor y hago vida normal. Pero el susto fue tremendo. Cuando uno es torero ya sabe a lo que se expone. Y hay que aceptarlo»

¿Volver a torear tan pronto, apenas trece días después de la cornada, no fue demasiado impulsivo y peligroso?

Me sentía con fuerzas y con muchas ganas…

Pero fue un poco insensato.

No me lo pensé bien, si lo hubiera hecho seguiría tirado en casa panza arriba. Y tardaría mes y medio o dos meses en recuperarme.

Su primo, Francisco Rivera, también fue torero. Creo que ni tan siquiera le ha llamado en estos días para interesarse...

No es lógico, no. Pero tampoco tengo algo que achacarle o censurarle. Mi relación con Francisco , digamos, es políticamente correcta, nos vemos alguna vez y ya está. No pasa nada. Imagino que entre sus negocios y su familia estará muy ocupado.

En cambio, sus otros primos si se interesaron por usted.

Cayetano y Kiko, sí. Me llamaron los dos. Se han preocupado mucho por mí.

¿Se puede perder el miedo a los astados o eso no desaparece nunca?

El miedo está presente siempre. No solamente al animal, al que se le tiene respeto, sino también a lo que pueda pasar durante la corrida, a que no salgan las cosas bien… Ese miedo es más fuerte que a la propia cornada. Son muchos temores unidos. Pero si no controlas ese miedo y los nervios de enfrentarte al astado es mejor no saltar al ruedo.

Canales Rivera en una imagen de archivo
Canales Rivera en una imagen de archivoGtres

Su novia, Isabel Márquez de Prado, es su mayor apoyo en estos momentos. Es una relación casi en la distancia, porque ella reside y trabaja en Toledo, y él pasa largas temporadas en su tierra, en Cádiz. Pero, tras superar una grave crisis sentimental, siguen juntos. «Como pareja y compañera de vida, Isabel es una mujer increíble. Y me apoya al ciento cincuenta por cien. Entiende mi entrega a la profesión y, aunque sé que le pareció una temeridad que reapareciera tan pronto, respeta siempre mis decisiones».

Estuvo a punto de perderla…

Pero, gracias a Dios, superamos la crisis y estamos juntos.

Le ha ayudado a sentar la cabeza. Porque tenía fama de ser demasiado ligón.

Ya la tengo bien asentada, que es lo que necesita cualquier ser humano. De todas formas, todo en la vida necesita su proceso. Y yo empiezo a estar plenamente en ese proceso de tranquilidad.

Isabel es pieza clave en ese estado de bienestar.

Creo que tengo a mi lado a la mujer de mi vida, a mi gran amor. Estoy convencido de ello.

¿Habrá una boda cercana en el tiempo?

Es una pregunta difícil de contestar porque no sabe uno lo que le deparará el futuro.

Anteriormente, estuvo casado, entre el 2004 y el 2016, con María del Carmen Fernández Deudero, con la que tuvo dos hijos, Jose Antonio y Carmela. ¿Les gusta su profesión?

A mi hija le encanta el ambiente taurino, y mi hijo me acompaña muchas veces a entrenar. Pero una cosa es que le guste coger la muleta o el capote en el campo y otra enfrentarse al toro.

Sentarse en el plató de «Sálvame» como tertuliano conlleva estar en el ojo del huracán.

Sabes a lo que te expones e intentas llevarlo lo mejor posible. Eso sí, cuanto abandono el plató desconecto completamente.

Es lo mejor que puede hacer.

Desde luego. No queda otra.