Opinión

El diario de Amilibia: Tamara y las almas de los embriones

"Los partidos vienen a ser los nuevos vientres de alquiler en el que encuentran altruista acomodo todos los cigotos, embriones y fetos"

Tamara Falcó en 'El Hormiguero'
Tamara Falcó en 'El Hormiguero'Atresmedia

Como estaremos hablando de la abuela Ana Obregón y los vientres de alquiler hasta por los menos las próximas Navidades, cuando la actriz dé las campanadas desde Sol con su nieta en brazos, conviene resaltar la opinión de Tamara Falcó al respecto: «Me preocupan las almas de los óvulos descartados de la gestación subrogada». Imagino que se refiere a los embriones. ¿Los embriones tienen alma? Si la tienen, ¿adónde van cuando son eliminados? ¿Al limbo, a la sala de espera del cielo de los úteros (dicen que es como la del dentista, pero con las revistas actualizadas), al parvulario de los nonatos? Si le preguntamos al ChatPGT, nos dirá que van a la izquierda del PSOE, a Sumar, o sea, a eso que ni Lambán sabe a ciencia cierta qué es.

Dicen los analistas de la cosa que los perfiles de Sumar son tan indefinidos que podría resultar al final una socialdemocracia. Pero, ¿sabemos qué es hoy la socialdemocracia, el socialismo, el comunismo, la izquierda, la derecha y el centro? Yolanda Díaz dice que «en Sumar cabe todo el mundo». Ahí está lo que une a la generalidad de los partidos: en todos cabe todo el mundo, los creyentes, los escépticos/agnósticos y los mediopensionistas. Así, los partidos vienen a ser los nuevos vientres de alquiler en el que encuentran altruista acomodo todos los cigotos, embriones y fetos. Todas las almas sin distingos buscando el ansiado centro: engordan los vientres (los partidos), pero pierden perfil, ¿no?

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados.
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados.Alberto R. RoldánLa Razón

El problema, Tamara mía, radica en que, como luego la mayoría es abortista, todo se va por las cañerías a las cloacas, a la espera del reciclaje oportuno para volver a donde estábamos merced al pregonado «cambio del cambio. ¿Les suena? Ya, me he liado.