Jordi Millán: «Me inspira la calle; soy un "voyeur"»

–«Campanadas de boda». Una parodia de la parodia que todos hacemos...

–Sí, del teatro que todos hacemos en la gran ceremonia de nuestra vida.

–O sea, que nos casamos para ser protagonistas de una comedia...

–Nos casamos porque necesitamos el teatro, el rito, ser protagonistas de algo, mostrar incluso lo que no somos.

–¿Y también ve como teatro los bautizos, los entierros, los...?

–Sí. En todos los ritos hacemos el papel que nos corresponde, seamos protagonistas o figurantes. Hasta la cena de Navidad es una gran obra.

–En una boda entre una vasca y un castellano, los invitados terminaron a golpes. ¿Hay que prohibir hablar de política en las bodas?

–Da igual. También hablar de política es teatro, porque la política es teatro.

–¿Está bien representado ahora ese teatro?

–No. A mí me gusta que me engañen bien engañado, no burdamente.

–«La Cubana» es catalana. ¿Les han multado por rotular en castellano?

–No. Somos bilingües, somos de todos los sitios.

–¿Por qué no eligieron una boda gay?»

–Ya se toca en el espectáculo el tema gay. Además, las bodas gays son iguales que las heterosexuales.

–Si una boda es una comedia, ¿ un divorcio...?

–Una tragicomedia.

–Un actor quiere ser siempre la novia en la boda, el niño en el bautizo...

–Yo, todo menos el muerto en el entierro.

–El teatro de La Cubana es lo cotidiano pasado por el esperpento, ¿Quién le inspira más?

–La calle. Soy un «voyeur» que lo oye y lo ve todo.

–Si Rajoy lleva los puros a una boda, ¿qué debe llevar Artur Mas?

–Bombones de chocolate negro.

–¿Qué ha hecho de vergonzoso en una boda?

–Cantar, emborracharme, hacer el ridículo...

–¿Qué no hace por timidez?

–Muchas cosas. Soy tímido, pero cuando me pongo la máscara soy capaz de todo.

–Mire, como Batman...