Psiquiatría

Cuatro veces más alcohol del permitido

Cuatro veces más alcohol del permitido
Cuatro veces más alcohol del permitidolarazon

Penúltima y trascendental sesión en la vista oral del juicio a Ortega Cano por el accidente mortal que costó la vida a Carlos Parra en mayo de 2011. Los peritos de Toxicología consideraron «imposible» que el torero pudiera cuadruplicara la tasa de alcohol en sangre permitida si, como juró, apenas se «mojó los labios en una copa de cava». Tres copas de cava equivaldrían, como máximo, considerando la altura y el peso del implicado, a 0,60 gramos por litro de sangre. Ortega Cano dio 1,26.

La directora del Instituto de Toxicología de Sevilla, María Luisa Soria Sánchez, manifestó que probablemente la tasa de alcohol del matador debió de ser superior, ya que pasaron más de dos horas entre el accidente y la extracción de sangre a su llegada al hospital Macarena, sobre la 1:15 y 1:30 del 29 de mayo. El organismo, explicó, tarda entre 30 y 40 minutos en alcanzar el «pico máximo» de alcohol tras la última ingesta. A partir de ahí, el organismo va eliminando el alcohol, estadio en el que debía estar Ortega cuando se le extrajo sangre. La perito habló de una tasa de alcohol «considerable» para que dos horas después del siniestro aún triplicara lo permitido. «Cada hora se va perdiendo 0,15», especificó.

La facultativa de Toxicología también negó que una posible contaminación de la muestra tomada pueda influir en el resultado, considerando que, en caso de que la zona se limpiara con alcohol antes de la muestra, esa aportación sería «imperceptible», aportando diversos estudios al respecto. También rechazó que los fármacos que se le suministraron al diestro pudieran alterar el resultado ni los que tomó Ortega antes del accidente.

«La custodia no es ni más ni menos que el control de la muestra en todo momento», dijo. Según la perito, la cadena de custodia se respetó, responsabilizándose únicamente desde que la sangre pasa a Toxicología transportada por la Guardia Civil. La muestra venía «adecuadamente etiquetada» y «no se planteó ningún problema en el análisis». No había «signos de adulteración» de la misma. La profesional de Toxicología relató que los síntomas de una persona con la cantidad de alcohol que las pruebas dicen que consumió Ortega serían de «inestabilidad emocional, mayor disminución e inhibición, alteración en la atención, del juicio, del control y en las percepciones sensoriales, cambios de comportamiento, y salirse en las curvas». El doctor Fernando Manuel González, otro perito –solicitado por la compañía aseguradora, que no tendrá que hacerse cargo de la indemnización si el diestro iba ebrio– , llegó a situar la tasa de alcoholemia real de Ortega Cano cuando se produjo el accidente en 1,63 gramos por litro de sangre, cuatro veces lo permitido. Esto es, como poco, ocho o diez cervezas, cuatro o seis vasos de vino o cinco copas de licor. Este perito habló de un «estado de embriaguez incompleta», lo que equivale a «un estado de superioridad y de euforia ante todo» con «las funciones psíquicas alteradas». «El acusado no tenía conciencia de sí mismo ni de la situación en la que se encontraba», señaló. «No vio al otro coche», sentenció, descartando «un mareo o vahído».

El director de la Unidad de Hematología del Macarena, Antonio Figueredo, aseguró que la sangre extraída al torero con fines terapéuticos –motivo por el que la defensa solicita la anulación de la prueba de alcoholemia– se guardó en un frigorífico al que sólo tiene acceso su personal, en un laboratorio que se cierra con llave. Según el doctor, el tubo de ensayo con la muestra «no se desprecintó en ningún momento» y descartó una posible equivocación con la de otro paciente, ya que no hubo reacciones adversas a la transfusión. El médico sí admitió que «es posible que en 40 años alguna vez se haya extraviado alguna muestra».