Casas reales
Un cumpleaños servido «al dente»
Tras la celebración de su cumpleños, la hija mayor del Rey ultima los preparativos de Navidad, cuando por fin se reunirá toda la familia
Tendrá todo el año para disfrutar de los doce meses previos al cambio de década que marca el paso de los cuarenta a los cincuenta, una edad ya más que respetable para el recorrido vital de cualquier persona. Se trata de la primogénita de los Reyes, la Infanta Elena, que cumplió 49 años el jueves pasado, un aniversario en el que una vez más combinó su trabajo institucional como miembro de la Familia Real y su condición de madre de dos hijos que están ya a punto de entrar en la adolescencia. Con semblante muy sonriente y encantada de facilitar que los fotógrafos tomaran algunas instantáneas del momento, Doña Elena celebró el pasado día 20 junto a sus hijos su cumpleaños con una cena en un restaurante madrileño especializado en comida italiana. Flanqueada por sus retoños y feliz del regreso de su hija Victoria de Londres, donde cursa este año sus estudios en un prestigioso internado de la capital inglesa, la Infanta festejó su aniversario que es siempre un anticipo de las fiestas navideñas. Por la mañana, sus obligaciones oficiales la llevaron a presidir la Asamblea General del Comité Paralímpico español, en la que examinaron los excelentes resultados de los Juegos de Londres, en los que los atletas paralímpicos españoles consiguieron resultados espectaculares.
Navidades en Familia
La Infanta, la más parecida en temperamento y físico a los Borbones y de la que los que la conocen bien aseguran que su genio vivo se compensa con un gran corazón, atraviesa un buen momento vital. Superados ya los sinsabores de su divorcio y afianzado su trabajo en la Fundación Mapfre, actúa en su vida cotidiana con gran libertad y espontaneidad. Es frecuente verla mezclada con la gente de la calle o en la celebración de las victorias de la Selección española de fútbol con una bandera rojigualda sobre el hombro y vestida de forma informal.
A pesar de que periódicamente se le atribuyen relaciones sentimentales con personas tan diversas como su entrenador de hípica o el traumatólogo que atiende a su padre, el doctor Ángel Villamor, vive dedicada a su trabajo y a sus hijos, a los que controla en sus estudios y que procura que mantengan una conducta adecuada en esos años próximos a lo que se viene en llamar «la edad del pavo», tan difíciles de sobrellevar para los padres. Y, por supuesto, también hay momentos para el ocio en el tiempo libre que le queda para estar con sus amigos de siempre, con los que comparte su gran afición a la hípica, que le lleva a montar a caballo prácticamente a diario.
La imagen actual de la Infanta, alejada ya de la sofisticación en sus atuendos cuyo artífice era su ex marido, Jaime de Marichalar, sigue siendo la de una mujer elegante con toques atrevidos, como el llamativo modelo de Lorenzo Caprile que imitaba un traje taurino que lució en la boda real de la princesa Victoria de Suecia y que causó sensación entre los entendidos en moda. Pero ella ya no tiene nada que ver ni le gusta llevar los diseños de los modistas extranjeros más caros que alguna roncha que otra levantaron entre los diseñadores españoles.
Es una mujer sencilla, deportista, que madruga cada día para acudir puntual a su despacho de la Fundación Mapfre y a la que no le gusta trasnochar por sistema ni asistir a fiestas un día sí y otro también. Lo que más le divierte es salir con sus hijos y compartir con ellos una jornada dedicada a la práctica del deporte o ir a almorzar durante el fin de semana a uno de los muchos restaurantes existentes en la capital madrileña.
La Navidad va a congregar de nuevo este año, según todos los indicios, a la Familia Real al completo en el comedor del Palacio de la Zarzuela. Aunque desde la Casa del Rey no aseguran ni niegan que en Nochebuena se volverán a reunir como otros años, excepto el pasado, los Reyes con todos sus hijos y sus ocho nietos, otras personas próximas a Palacio afirman que los Urdangarín-Borbón volverán a compartir la cena del día 24 con el resto de su familia.
Esas mismas fuentes aseguran que las Navidades pasadas, recién declarado Iñaki Urdangarín persona no ejemplar por el Rey, viviendo en Washington y apartado de los actos oficiales de la institución monárquica, la situación era distinta. Y al estar ya los duques de Palma y sus hijos de regreso en Barcelona, lo normal es que compartan de nuevo todos juntos la cena navideña.
Así que, si se cumple pronóstico, este año la Familia Real volverá a celebrar unida la llegada al mundo de Jesús y a cantar los tradicionales villancicos en torno al portal de Belén.
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