Opinión
La crónica de Amilibia: Rufián y sus burbujas mediáticas navideñas
En un principio, Gabriel Rufián prometía mucho como monologuista estrella del circo, como chiste recurrente o coña marinera de columnistas. Aparecía en el Congreso con su pancartita o mostrando una impresora y ya tenías el meme para adornar el artículo, pero ha ido perdiendo fuelle y gracia, quizá transfigurado por la solemnidad de visitar con frecuencia la Moncloa. Hemos perdido el «showman» y hemos ganado un portavoz con toda la barba y la gravedad de un diputado victoriano, que no victorino, porque también ha perdido embestida. Bien que lo siento. Un periodista le preguntó hasta seis veces por las protestas de policías y guardias civiles ante la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, y el portavoz de ERC respondió lo mismo como un autómata o un ministro cualquiera: «No participamos de las burbujas mediáticas de la ultraderecha».
Hombre, Rufián, que ya está aquí la Navidad con sus caganers y tal, un poco de pandereta y matasuegras, por favor. Nunca le pediría que cantara «ya vienen los Reyes». No, eso no. Pero al menos ese villancico catalán que dice «Ara ve Nadal/ matarem al porc/ i a la tia Pepa/ n’hi darem un tros», por ejemplo. Además, ¿cuáles son las burbujas mediáticas de la ultraderecha? ¿El cava preferido de Abascal? ¿Acaso aquellas burbujas doradas de Freixenet entre las que recuerdo a Raquel Welch, Liza Minnelli, Kim Basinger, Penélope Cruz…? Las burbujas de oro ideales hubieran sido todos los componentes de la familia Pujol esquiando en Andorra, pero no estaba Freixenet para esas coñas. O usted disfrazado de Papá Noel con las burbujas sor Lucía Caram y sor Teresa Forcades bailando una sardana-trap. Jo, jo, jo.
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