Política

Sofía Petro, la izquierda «champán» colombiana, y su novio seguidor de Errejón

A sus 20 años, la hija del presidente electo estudia Ciencias Políticas en París, donde reside junto a su chico valenciano

El candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, acompañado por su hija Sofía Petro
El candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, acompañado por su hija Sofía PetroMauricio Dueñas CastañedaAgencia EFE

No importa que se le caiga la baqueta en uno de sus mamporros a la batería, Sofía Petro es la nueva superstar de la política colombiana y el brazo ejecutor de su padre, Gustavo Petro, presidente electo de Colombia. Feminista y con la arrogancia que siempre se le achacó al padre, esta joven de 20 años ha heredado también el fanatismo que le profesan sus seguidores. No va a ser fácil ponerle freno ahora que el padre, exguerrillero del M19, el grupo armado que durante años perpetró atentados, secuestros y asesinatos, pide contención. Ya ha tenido que salir a enmendar la plana cuando la joven insinuó que, de no salir victoriosos, habría un estallido social en el país sin precedentes.

De pelo ensortijado y tez morena, le gusta exhibirsímbolos de fortaleza de la mujer indígena, aunque sus performances son paradójicas. Para su primera vez en las urnas escogió una prenda de la diseñadora Diamantina Arcoiris confeccionada por una tribu. Su precio, un millón y medio de pesos (unos 360 euros), según la cuenta de TikTok @exponiendomarcas, justo el salario medio del país. En la segunda vuelta lució una camiseta roja con el rostro y la frase de la feminista brasileña Marielle Franco: «Debemos ocupar con nuestros cuerpos todos los espacios».

Despierta pasiones

La imagen desató en los hombres fogosidades diferentes al mensaje y a Gustavo Petro le salieron yernos como setas. Un votante depositó su sobre en la urna junto a una nota que decía «Sofía, te amo» y en las redes sociales le dedicaron perlas como: «Tu papá ya sabe que es mi suegro». Lo que ocurre es que el corazón de la hija lleva tiempo ocupado y el agraciado es Arnau Martí, un valenciano de 21 años que en su cuenta de Twitter atiza a la derecha española y palmotea a los políticos de la extrema izquierda, como Íñigo Errejón, Mónica García y Yolanda Díaz.

El candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, flanqueado por su esposa Verónica Alcocer (d) y su hija Sofía Petro
El candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, flanqueado por su esposa Verónica Alcocer (d) y su hija Sofía PetroMauricio Dueñas CastañedaAgencia EFE

Arnau y Sofía son ya parte de la izquierda caviar colombiana, aunque, dado el idílico microcosmos el que se forjó el amor, viene más a cuento llamarlo «la gauche champagne». Tienen como nidito una coqueta buhardilla parisina en el Montmartre, un barrio bohemio por el que desfilaron intelectuales y artistas. Desde Toulouse-Lautrec a Yvette Guilbert. Está declarado distrito histórico y sus precios solo están al alcance de quien se mueve en esta loca mixtura de bohemia y burguesía que en París se conoce con el acrónimo de BoBo. La etiqueta le viene como un guante a Sofía cuando pasea con sus coloridas mochilas Wayuú cosidas por los indígenas de la Guajira.

Al menos sus ideas las tiene claras: «Ser socialista no significa querer que todos vivamos en la pobreza», advierte en una carta en la que justifica sus estudios en Europa. Añade que busca en Francia formarse en el anonimato «para después regresar y luchar por hacer avanzar a mi patria». Tanto Sofía como Arnau estudian Ciencias Políticas en Sciences Po, una institución privada en la que se han formado líderes como Macron. Sus tarifas rondan los 10.250 euros anuales. Anteriormente, el joven valenciano había estudiado en el Liceo Francés de Valencia, situado en la ciudad de Paterna.

En enero, la pareja decidió interrumpir el curso para vivir a la vera de Gustavo Petro durante la campaña presidencial. En su perfil de Linkedin, Arnau lo define como prácticas en la Coalición Pacto Histórico Colombia, en régimen interno, lo que en el refranero español se dice «a hija casada, sálennos yernos». En la casa familiar se ha convertido en fiel escudero de Sofía y disfruta de sus mismos privilegios, pero no del aura que ella despierta. Así se reflejó durante la marcha del 8 M por las calles de Bogotá, cuando caminaban de la mano protegidos por guardaespaldas. Las manifestantes le increparon al grito de «Fuera machos de nuestros espacios». Bien es cierto que en Colombia no se entiende la idea de un hombre feminista, aunque el padre se ha comprometido a leer el libro que le regaló Sofía por Navidad «Feminismo para principiantes». Mucho más difícil será convencer a su madre, Verónica Alcocer, de una educación conservadora y franciscana, sobre la idea de despenalizar el aborto.

Una parte de la ciudadanía no le perdona a Sofía la desfachatez de recorrer una plantación de café y hablar con las recolectoras como si siguiese el guion de «Café con aroma de mujer», la telenovela de éxito, hablando de lucha de clases, complots e intrigas desde la elite colombiana a la que pertenece. El columnista Iván Gallo aconseja a la joven pareja recorrer el mundo y conocer sus maravillas, «pero no intervengan más, por favor».