Crónica

Los sábados de Lomana: Boris Johnson, un castigo a sus borracheras

Boris Johnson junto a su esposa, Carrie Symonds, e hijo
Boris Johnson junto a su esposa, Carrie Symonds, e hijoAndrew ParsonsNo10 Downing St

En los países anglosajones el mentir descaradamente se paga, especialmente si es en el Parlamento. El Parlamento inglés demuestra que hasta en sus peores momentos puede dar una lección de democracia y ética ante oportunistas, necios, ambiciosos, borrachines, excesivos y payasos como Boris Johnson: un petulante al que los ciudadanos ingleses no le han aguantado tanta desfachatez. Este personaje me resulta insoportable, su aspecto de hooligan, como recién levantado de la cama sin peinar, le da un aire de «espesillo» y gamberro. Parece ser que estudió en Eton y Oxford, pero no consiguieron convertirlo en una persona educada y con maneras. Como periodista fue un desastre, como político triunfó como agitador y fanático antieuropeo intentando desplegar sus dotes demagogas, potenciando esa tendencia de algunos británicos al aislacionismo, creyéndose el centro del mundo. Este payasete sin ninguna consistencia ni solidez política ha resultado un fracaso, que va de escándalo en escándalo y de mentira en mentira, queriendo justificar sus grandes juergas en Downing Street. Denunciadas hasta por el servicio de la casa que tenían que limpiar las vomitonas de los borrachos que allí acudían, mientras el pueblo inglés estaba confinado y sufriendo mucho con la epidemia de Covid, este tipo se saltaba todas las normas. Ahora lo ha pagado y ha tenido que dimitir. El sistema parlamentario inglés no permite el comportamiento abusivo y arbitrario llegado al caso y ante tantos desmanes votan contra su jefe. Es un sistema de garantías para tumbar sin miramientos a las extra limitaciones de su propio gobierno, tienen conciencia que su escaño se lo deben a los ciudadanos y a ellos tendrán que rendir cuentas.

Aquí no, en España estamos viendo gobernar al mayor mentiroso con enorme abuso de poder y nada ocurre. Un presidente con socios como Bildu, defensores de asesinos, sin la mas mínima conmiseración hacia sus victimas, ante las que no se ha disculpado.

Ahora que se cumplen 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco, que fue de una crueldad y perversión absoluta, no puedo dejar de recordarlo. Era un 12 de Julio de 1997, estábamos Guillermo y yo en nuestra casa de San Sebastián con una pareja de amigos. Habíamos almorzado en el jardín y tomábamos el sol plácidamente dándonos baños en la piscina; era un día delicioso. Todo era perfecto, hasta que sonó el teléfono y alguien nos comunicó que Miguel Ángel había aparecido muerto en un descampado dentro de un saco, de la misma cruel forma que apareció Berazadi, otro magnífico empresario asesinado por los mismos.

Ahora tenemos a esta carroña en el Parlamento de España a la que tanto odian, pero están encantados que los mantengamos todos con estupendos sueldos. Esta es la perversión de nuestras instituciones que ahora con esta nueva forma de memoria histórica quiere convertir en héroes a estos asesinos.

También hemos podido ver a las «chicas del Falcón» riéndose en nuestra cara, con profusión de fotos cual serie de «Sexo en New York» pero en plan cutrecillo. Estas que tanto han gritado contra el Imperio «Yankies go home», ahora se derriten de gusto haciéndose fotos en los lugares más emblemáticos. Yo me pregunto: ¿por qué tenemos que pagarles estas vacaciones?

Fui a la fiesta de cumpleaños de mi querido amigo Mario Vaquerizo, se sentía que empezaban las fiestas del Orgullo y todos queríamos divertirnos y ser felices después de tantas noticias apocalípticas con las que nos acribillan en los medios.