La crónica de Amilibia
Irene, en éxtasis, quiere un sí entusiasta
Cuentan que Irene Montero prepara un nuevo cartel publicitario en el que promulgará que el Sí de la mujer previo a la relación sexual debe de ser entusiasta, o sea, que ahora no vale el «Sólo Sí es Sí» a palo seco, además hay que gritarlo a los cuatro vientos como si el solicitante de favores sexuales fuera el mismísimo Pedro Sánchez, Mario Casas o Jon Kortajarena. Aclara Irene con precisión quirúrgica digna de sexóloga en modo Lorena Berdún: «Todo lo que no es un Sí libre y entusiasta es No. Lo contrario es agresión sexual». Parece que aún no ha decretado oficialmente el nivel de entusiasmo requerido para la aceptación al acceso carnal. Etimológicamente, entusiasmo viene del griego enthusiasmós: arrobamiento, éxtasis. Una pena no poder contar con santa Teresa, especialista en arrobamientos y levitaciones, gran escritora, para establecer con cierta garantía el grado de éxtasis correcto. Quizá Tamara Falcó, devota de la Virgen de la Alegría, podría decirnos algo al respecto, pero ahora está ocupada desmitificando su marquesado en la tele.
Según la RAE, entusiasmo es «excitación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire y cautive». También: «Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño». Posiblemente el entusiasmo que exige la ministra de Igualdad pueda complicar las relaciones de pareja, la aproximación al otro o la otra con intenciones voluptuosas. Se abre un nuevo espacio en el campo del ligue o la seducción. Ella: «Sí, Alfonso, vamos a la cama». Él: «No sé yo, Claudia. Tu Sí no me ha sonado muy excitado, arrobado y fogoso; creo que no me deseas lo suficiente o no te cautivo». Ella: «¿Estás gilipollas o qué?».
Complicado, ya digo. Y a ver qué fotos pone en el cartel.
✕
Accede a tu cuenta para comentar