Opinión

La crónica de Amilibia: Eh, que Feijóo no es un jugador cañero

El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez FeijóoAlejandro Martínez VélezEuropa Press

Garbiñe Muguruza levanta su voz contra el machismo en el tenis. Falta igualdad entre el circuito masculino y el femenino: «Hay diferencias de premios, de horarios y de estadios», señala. Iga Swiatek, la polaca número uno del mundo, añade otra grave discriminación: ellas juegan con pelotas que pesan menos que las de los varones. «Cometemos más errores con estas bolas: no sé por qué nuestras pelotas son diferentes a las de los hombres», dice. Eso, ¿por qué? Irene Montero debe de intervenir enérgicamente en el asunto. Le propongo una nueva campaña de su Ministerio («Es la hora de la igualdad de pelotas») en la que Garbiñe, tan televisiva, clame a los cuatro vientos: «Somos mujeres, somos fuertes, queremos las mismas pelotas que los hombres». Imagino que Pam y Victoria Rosell estarán de acuerdo: hacia la igualdad definitiva por la igualdad de pelotas en tamaño y peso.

Algunos barones del Partido Popular piden a Núñez Feijóo agresividad, que le eche pelotas a sus encuentros con el Moncloa C. F. y su delantero Sánchez, falso nueve y hábil regateador, simulador de faltas y marrullero en el área. Olvidan de que el líder gallego no es un central leñero, duro, al estilo de Benito o Arteche. No escupe, no insulta al adversario. Ni con la ley Trans van a convertir de la noche a la mañana al Príncipe de la Concordia que aconseja a los suyos no decir palabras gruesas en un killer. «No me interesa ser implacable», dice. Es más bien un fino centrocampista pasador de pelotas a larga distancia, como Kross, y un gestor del tiquitaca a la gallega. Los barones le gritan desde la banda que pase de la economía a la ideología.

Bien, pero ¿a cuál de ellas?