Opinión
La crónica de Amilibia: La portavoz y la lámpara de Aladino
No he hecho lista de buenos propósitos para 2023 porque ya no me quedan vicios (no fumo, no bebo, no…) y no tengo edad para laminarme la barriga en un gimnasio. Podría quitarme de los huevos fritos con chorizo y los callos, por ejemplo, pero ya no me da la gana. En cambio, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, que es joven y llena de buenas intenciones, sí ha hecho su lista en Twitter: «Arrancamos 2023 atendiendo a la gente, sin olvidar lo estratégico». Buen y clarificador arranque, porque a veces, imagino, atender a la gente no es estratégico, o sea, rectificar la ley del «solo sí es sí» podría ser bueno para la gente (y malo para los violadores, en general), pero no es conveniente estratégicamente, sobre todo en tiempo electoral. Además, rectificar es de sabios, y no vamos a ir por ahí presumiendo de nobeles de la rectificación, dirán.
Y continúa Isabel exponiendo grandes propósitos: «1) Proteger a la clase media y trabajadora. 2) Transformar nuestra economía. 3) Modernizar nuestra industria. 4) Desarrollar un nuevo modelo energético». Luego ha ido añadiendo otros objetivos: «más empleo», «mejores salarios», «permisos más igualitarios», etc. Yo no soy quién, pero alguien debería avisar a la ministra de Política Territorial y Portavoz del Gobierno que el genio de la lámpara maravillosa de Aladino solo concede tres deseos, aunque es muy posible que Él esté convencido de que le serán concedidos muchos más, sobre todo si el genio es una genia.
Le puede conceder (tiembla, Feijóo) hasta superpoderes. No olvidemos que la portavoz dijo de Él que «es guapo, inteligente y trabajador incansable de gran fortaleza y altura de miras». Irresistible para cualquier genia. Y para la estrategia, ya le ha concedido a Vox.
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