Opinión

El diario de Amilibia: ¡Oigan: ese hermano es un genio!

David Sánchez, alias David Azagra, hermano del Apolo, se formó musicalmente en San Petersburgo. Algo debió aprender de las reminiscencias soviéticas que conserva Putin

David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno.
David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno.Ministerio de Cultura

Leo: «El hermano de Pedro Sánchez a la jueza: “El absentismo laboral no es delito”». Quizá no, pero sale caro: le cuesta a España 37.000 millones al año. Según un informe de la patronal Foment del Treball, casi millón y medio de personas faltan cada día al trabajo, no sé si contando a los cien mil asesores del Apolo de la Moncloa que le envían las ideas por guasap. En la URSS, los trabajadores (?) del Estado comentaban irónicamente: «Me engañarán en el sueldo, pero no en el trabajo». Por si mi lector anda lento por los calores, aclararé que se referían a no dar ni golpe. David Sánchez, alias David Azagra, hermano del Apolo, se formó musicalmente en San Petersburgo. Algo debió aprender de las reminiscencias soviéticas que conserva Putin.

Es probable que sea devoto de San Isidro, que se echaba largas siestas mientras los ángeles trabajaban su huerto. David le podría poner música al milagro y sería un musical de gran éxito, pero el profeta del slow life, del arte de vivir entre Badajoz y Portugal sin aparecer por Badajoz ni por Portugal, tendría que trabajar. Leo más: «La jueza también investiga al hermano de Pedro Sánchez por enriquecimiento ilícito». ¿Enriquecimiento ilícito sin hacer nada?, se preguntarán las lenguas de vecindona. Lo verán maravilloso. Recuerdo lo que me decía Jaime de Mora y Aragón: «No te imaginas lo que hay que trabajar para vivir del cuento». El hermanísimo no es un aprovechado, es un genio desaprovechado. El Amado Líder debería nombrarle asesor musical del Gobierno. Ah, lo que ganarían las comparecencias de Alegría con un fondo de bolero: «Bésame mucho» o «Contigo aprendí», por ejemplo. Y un poco de «Cambalache» cuando a Bolaños se le desgarra el alma tanguera repitiendo: «la persecución de Begoña es injusta, inhumana y cruel». Tampoco le irían mal «La bien pagá» o «Pena, penita, pena».